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Separación de los padres

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Cuando los padres toman la decisión de separarse, es muy importante que le comuniquen esa decisión a sus hijos con un vocabulario de acuerdo a su edad y sobretodo incidiendo en que sus padres los van a seguir queriendo y que la decisión no ha tenido nada que ver con ellos y los seguirán viendo asiduamente.


La unidad familiar se rompe cuando unos padres se separan y los niños deben sentirse seguros y encontrar una coherencia nueva. El resto de la familia debe tomarse la noticia con la mayor calma posible siempre que estén con los niños y no influir negativamente haciendo comentarios desagradables sobre alguno de los padres. Hay que mantener el respeto por esa decisión e ir aceptándola poco a poco.

Los niños sufren mucho esa separación de los padres y muchas veces se sienten culpables, por ello es sumamente importante explicarles lo que está sucediendo para que puedan asimilarlo de la mejor forma posible. Tampoco los padres deben utilizar a sus hijos como “armas” contra el otro progenitor para intentar ganarse el apoyo de los hijos ni adoptar actitudes ridiculizantes ante la pareja. Lo ideal es terminar la relación de la forma más amistosa posible, siempre en beneficio de los hijos, pensando en su bienestar y tranquilidad. Por más que la relación se termine, la condición de padres nunca la van a perder.

Cómo afecta la separación de los padres a los niños de la primera infancia:

Niños de 0 a 2 años: en esta etapa no son muy conscientes, aunque sienten que pierden el contacto de una figura cercana y que el ambiente familiar no es el mismo. Ello puede causar una crisis y regresión en algunos objetivos alcanzados. Es ideal que los padres intenten ver a sus hijos de manera habitual y que el niño siga residiendo en el hogar donde ha vivido siempre. También sería importante que el niño tenga un rincón propio en el nuevo hogar del progenitor que se ha marchado de casa.

Niños de 2 a 5 años: En esta etapa ya se debe tener cuidado porque el niño puede sentirse responsable dela separación y puede volverse introvertido o egocéntrico. Es posible que experimenten ansiedad y mantengan la fantasía de que sus padres vuelvan a unirse. También durante esta etapa puede tener una regresión en sus habilidades y bajar su autoestima de modo que puede interferir en su desarrollo. Los padres deben intentar pasar el mayor tiempo posible con sus hijos, mantener el contacto constante y realizar actividades juntos (con el progenitor que se ha ido de casa) el máximo de tiempo posible.

Niños de 6 a 8 años: A esta edad, los niños experimentan una serie de sentimientos contra la separación de sus padres, como la rabia, impotencia, dolor y tristeza, además de sentirse culpables por la separación e intentar reunir a la familia de nuevo. En esta edad también les preocupan los temas económicos, la vivienda, la comida etc. Es posible que esta separación cause una bajada en el rendimiento escolar y que el niño intente llamar la atención para que los padres se vuelvan a unir. Hay que vigilar muy bien a los hijos, porque pueden llegar a un estado depresivo. Si se llega a la custodia compartida, los padres deben intentar por todos los medios que los hijos sigan con su rutina escolar, que mantengan el contacto con sus amigos y desarrollen las actividades normalmente. Si las relaciones entre los padres no son buenas, los hijos de esta edad, ya pueden pasar un mayor tiempo con el progenitor que ha abandonado el hogar y debe disponer de libertad para comunicarse con el por cualquier vía, cada vez que tenga necesidad.

Con el tiempo y poco a poco, los niños aprenden a aceptar esa nueva situación familiar y se dan cuenta que no son el único caso, ya que hay otros niños en su misma situación. Nuestra misión como padres es ser lo más objetivos posible e implicarnos en su educación y autoestima para que este gran cambio, les afecte lo menos posible en sus vidas.

Sexualidad en niños de 9 a 11 años

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A partir de los 9 años, los niños inician la etapa de la pre-adolescencia. Como hemos comentado en otros artículos, durante esta etapa ocurren cambios físicos y los niños empiezan el camino hacia la madurez. A estas edades, sería bueno empezar a hablarles sobre sexualidad, concretamente sobre los cambios físicos que van a experimentar.

Realmente, los niños de 9 a 11 años, no suelen tener mucho interés en este tema. De hecho, en esta edad, los niños suelen fantasear sobre los temas sexuales. Aún no entienden lo que significa "hacer el amor" y hasta les puede parecer algo desagradable. En esos momentos, las referencias que tienen, suelen provenir de otros amiguitos que tienen la misma o menos idea que ellos.

Generalmente, los niños tienen muchas dudas que debemos intentar resolver, pero sin adelantarnos a sus preguntas, a menos que veamos que tienen conceptos equivocados sobre la sexualidad; entonces intentaremos sacar el tema con la mayor naturalidad posible.

Anteriormente, la sexualidad era un tema tabú y a muchos de nosotros, nuestros padres nunca nos hablaban de ese tema. Afortunadamente, en la actualidad se trata este tema en los colegios y los padres también somos un poco más abiertos y estamos dispuestos a resolver las dudas, pero siempre debemos hacerlo sin estar constantemente encima ni dando demasiados detalles que no nos pidan.

A las niñas de 9 años sería bueno empezar a hablarles de la menstruación, para que estén preparadas y no se sientan inseguras. A esta edad, muchas niñas pueden entender perfectamente lo relacionado con su sexualidad y además es muy bueno que puedan confiar en sus madres para preguntarle todas las dudas y poder madurar correctamente.

Sobre los 10 años, los chicos suelen hablar sobre los temas sexuales entre sus amigos y la mayoría conocen los cambios físicos que se avecinan, aunque prefieren no darle demasiada importancia. Es importante que los niños y niñas de esta edad vayan conociendo poco a poco su sexualidad hasta que la descubran plenamente en su adolescencia. Muchos niños hablan de este tema y podemos creer que están muy al tanto, pero la mayoría de veces, lo que hacen es comentar lo que han oído, pero sin saber a ciencia cierta lo que están diciendo. Para ello estamos los padres, para orientarlos y favorecer que nuestros hijos nos tengan la suficiente confianza para que nos planteen sus dudas.

Sobre los 11 años, ya los niños tienen una idea muy peculiar sobre la sexualidad y se fijan mucho en el ejemplo que tienen en casa; observan a sus padres en sus relaciones y ello les dará una idea de lo que suponen es el comportamiento típico de la vida en pareja. Durante esta etapa, los padres debemos ser muy cuidadosos con la imagen que les transmitimos y los comentarios que hacemos, pues a veces nuestras conversaciones sin importancia, para ellos tienen un significado profundo.

Los padres debemos crear un clima relajado y hablar con naturalidad sobre la sexualidad, además de asumir que la familia es la parte más implicada en la educación sexual de nuestros hijos y si no sabemos como afrontarla, siempre podremos recurrir a la ayuda de los maestros o profesionales para que nos orienten.


Cuento a la vista

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Desde Educar los hijos, siempre estamos promoviendo e incitando a que los padres le inculquen a sus hijos la lectura. Hoy queremos presentaros una página de cuentos para niños muy interesante. Se trata de la página Cuento a la vista.

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Son cuentos que hacen sonreir, son cuentos que despiertan la imaginación y animan a descubrir fantasías. Toda la familia puede disfrutar de esta página en la que sus creadoras, Raquel y María han puesto todo su empeño para lograr iluminar a los más pequeños con sus divertidas historias de aventuras, de amistad, de animales, de magia, de miedos, y familias… 
 
Además de la versión online, las creadoras de Cuento a la vista, también han lanzado su cuento en papel, titulado “Cuentos diferentes para niños diferentes”, con una amplia variedad de cuentos para antes de dormir que harán las delicias de los más pequeños. Lo puedes comprar a través de Amazon en el siguiente enlace: 

Cuentos diferentes para niños diferentes


Por si fuera poco, cuento a la vista también ha organizado talleres en diversas ciudades de España, en los que estimulan la creación artística y realizan actividades para fomentar la lectura, buscando ideas y usando la imaginación de los niños, además de contar sus cuentos en diversas librerías de Madrid, Gijón o Salamanca.
 
Cuento a la vista colabora también con la campaña solidaria de la que ya hemos hablado anteriormente: “Arriba yAbajo”, apoyando a los niños saharauis y actualmente organizan talleres de seguridad vial en colaboración con Mapfre.

En definitiva, desde Educando nuestros hijos, queremos transmitir todas estas buenas iniciativas para que nuestros hijos lean y lean todo lo que puedan para que en el día de mañana sean personas abiertas, cultas y tolerantes.



Peleas y conflictos entre niños

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Seguramente alguna vez nuestros hijos nos han comentado que han tenido alguna pelea, alguna riña o simplemente se sienten acosados por algún compañero de colegio, algún niño del barrio o un amiguito.


 La primera tentación que sentimos los padres es la de intervenir en el conflicto, ayudando a nuestros hijos a resolver la situación, sobretodo si son pequeños, pues los vemos como seres indefensos y vulnerables.

Hay niños agresivos, niños a los que les encanta molestar a sus compañeros de clase o del barrio, simple porque disfrutan con ello.

Evidentemente nuestros hijos se deben sentir respaldados y saber que pueden contar con sus padres, sin embargo, debemos ser prudentes a la hora de actuar. Sobretodo debemos permanecer calmados y no mostrarnos muy indignados delante de ellos, pues podemos propiciar que la historia que nos cuentan sea un poco más dramática a medida que crece nuestra indignación o por el lado contrario, que se calle y no nos cuente la situación real.

En primer lugar, debemos analizar si el hecho es lo suficientemente importante para nuestra intervención o simplemente es una pelea entre niños sin demasiada importancia. Una vez analizado, es importante contrastar la información, con los maestros o a través de otros adultos o niños que nos den confianza. 

Lo primero es hablar con nuestros hijos para que propongan soluciones. Debemos alentarles a que ellos mismos resuelvan sus problemas y no subestimar su autonomía. ¿Qué padre o madre no se ha visto tentado a atajar una pelea ya sea verbal o física entre su hijo y otro niño? Es muy normal y sería lo más fácil para nosotros los padres, pero con ello contribuimos a crear niños inmaduros e incapaces de enfrentarse a las diversas situaciones de la vida. 

Hay que intentar que se pongan en la situación del otro niño y reflexionar sobre el caso. Si pensamos que ellos mismo pueden salir airosos de la situación, le animaremos a utilizar su inteligencia emocional para salir airosos de la situación, dentro de la mejor lógica posible.

Si comprobamos que en la escuela, hay algún niño que efectivamente, está influyendo en nuestro hijo de forma negativa o lo hacen sentir acosado, consultaremos con la maestra sobre cómo actuar y entre los dos buscaremos favorecer su autonomía para que se sienta más seguro a la hora de actuar en ese conflicto.

Si el problema viene generado por algún niño de fuera de la escuela, conviene vigilar de cerca la actitud de ese niño y comprobar si actúa igual cuando está solo o en grupo y si vemos que la situación es grave, debemos intervenir y ayudar a cortar el conflicto. En ese caso, demos intentar evitar el contacto y cambiar la rutina que facilita esos encuentros.

Lo que está claro es que nuestros hijos deben generar sus propios recursos y ser más autónomos en la resolución de los conflictos, para que adquieran la madurez necesaria y puedan enfrentarse a ellos con mucha más facilidad y eficacia en su edad adulta.

He aquí alguna lectura interesante sobre el tema:

El hijo favorito

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Los que no hemos sido hijos únicos, seguramente en algún momento de nuestras vidas hemos tenido la sensación de que alguno de nuestros hermanos o nosotros mismos somos los hijos favoritos de papá o mamá.

Cuando a un padre o madre se les pregunta si tienen algún hijo predilecto, generalmente la respuesta es que los quieren a todos por igual, pero varios estudios han demostrado que los padres, aunque no lo admitan, sienten mayor predilección por alguno de sus hijos.


De pequeña siempre tuve la sensación de que mi hermano mayor era el favorito de mis padres. Ahora que soy madre, a veces me pregunto si tendré algún favoritismo entre mis dos hijos y cómo reaccionaré ante ello.

Personalmente pienso que no se trata de que un hijo sea el favorito o no, sino que es cuestión de afinidad de caracteres. Inconscientemente es posible que sintamos más afinidad con el hijo que mejor relación tenga con nosotros o más parecido sea a nuestro carácter, sin que ello signifique que sea el favorito o favorita. Es normal sentir mayor empatía y más facilidad de comunicación con alguno de nuestros hijos, al igual que nos sucede con las personas con las que nos relacionamos en nuestro entorno.

Existen estudios que indican que los primogénitos son más propensos a ser los hijos favoritos sin embargo nada impide que el segundo o tercer hijo le robe el protagonismo y termine siendo el predilecto.

Los niños que notan esas diferencias y se sienten menos queridos, suelen llamar la atención de sus padres portándose mal y muchas veces tienen falta de autoestima, llegando a desarrollar alguna depresión o ansiedad. Si bien, es cierto que a veces el resto de familiares que se percatan de la situación, suelen "compensar" ese favoritismo, dándole más atención a estos niños.

Los padres no debemos sentirnos "culpables" por tener preferencias por algún hijo. Cada familia es diferente y las circunstancias en la que nuestros hijos han venido al mundo pueden haber sido totalmente distintas. Lo que no debemos hacer nunca es discriminar al resto de hijos ni fomentar los celos entre hermanos. Debemos mantener momentos y relaciones en exclusiva con cada uno de nuestros hijos e intentar fomentar su autoestima, apreciando las virtudes de cada uno y reconociendo los defectos de todos. Es posible querer a todos los hijos por igual aunque se les quiera de manera distinta.

He aquí alguna lectura interesante sobre el tema:

Adolescentes y su imagen

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Una vez los niños llegan a la pre-adolescencia o incluso antes, empiezan a mostrar preferencias y quieren elegir personalmente su vestimenta y su aspecto personal.


Cuando nuestros hijos llegan a la adolescencia, sienten la necesidad de ser independientes en todos los aspectos y la imagen que proyectan es muy importante para ellos. Para los adolescentes es muy importante sentirse valorados e integrados en su grupo social. Es común que quieran seguir la moda o tendencias del momento, para sentirse reconocidos e integrados en su grupo. Para muchos padres, esas tendencias y modas les pueden parecer inapropiadas e incluso estrambóticas, siendo un tema de conflicto con sus hijos adolescentes.

Cuando los niños son pequeños, los padres nos preocupamos en que estén limpios y bien vestidos, que vayan de forma adecuada al colegio y a otros lugares, pero llega un momento en que nuestra opinión empieza a perder fuerza y nuestros hijos empiezan a decidir lo que se quieren poner y cómo se quieren vestir. Generalmente suelen mostrar rechazo a todo lo que han llevado hasta ahora y suelen tener gustos opuestos a los de sus padres, pues piensan que ya no son niños y que deben mostrar un estilo propio, adecuado a su personalidad.

Los padres debemos restarle importancia a este tema, siempre y cuando no sea algo alarmante. Debemos ser capaces de "negociar" e intentar no mostrar demasiado rechazo a un tipo de vestimenta o una moda, pues el adolescente tiende a encontrarla más atractiva aún.

Algunos jóvenes se toman muy en serio su imagen física y llegan a sentir ansiedad y preocupación por cómo los ven los demás. Muchos se sienten influenciados por las marcas y modas que han creado las multinacionales y sienten necesidad de ir vestidos tal como dicta la industria de la moda. Su imagen está relacionada con su autoestima y por supuesto que para ellos es de vital importancia.

Los padres podemos orientarles y dejarles libertad para elegir, pero sin caer en la tentación de proporcionarles todo lo que nos pidan, por ejemplo, asignando un presupuesto y ayudándolos a adaptarse a su entorno social con responsabilidad y de forma racional.

El hijo único

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Muchas parejas se plantean no tener hijos y algunas eligen tener un solo hijo. Esa decisión compete exclusivamente a la pareja, teniendo en cuenta sus intereses y valoraciones a la hora de decidir tener descendencia. Hoy en día es bastante común ver familias con un solo hijo, y al contrario que hace un tiempo, a los padres de este tipo de familias ya no se les tilda de "egoístas", pues la tendencia es que cada vez más existan familias de un solo hijo en los países industrializados.



Ser hijo único tiene sus ventajas y sus inconvenientes, pero no existe ninguna norma que afirme que es mejor tener hermanos. Los niños tienen necesidades afectivas, sociales y personales durante su período de crecimiento y una de las ventajas principales de ser hijo único es que toda la atención y los cuidados, se le dedican en exclusiva, además en el plano económico, se emplean más medios materiales para su educación. También en el ámbito escolar, es más fácil dedicarle más tiempo a un niño que a dos o más. Los hijos únicos suelen mostrarse más ambiciosos, adquiriendo mayor autoestima y capacidad de liderazgo. También desarrollan su capacidad de imaginación y su creatividad. Es frecuente que los hijos únicos jueguen solos y desarrollen sus fantasías.

Sin embargo, ser hijo único, también tiene sus inconvenientes. Se deben cuidar sus relaciones sociales con los niños de su edad, enseñarles a compartir sus cosas y fomentar la relación con otros amiguitos, intentando evitar enfados o peleas. Es frecuente relacionar a los que son hijos únicos con niños mimados, sin embargo no tiene por qué ser así. Los padres de estos niños, no deben confundir el hecho de dedicarles su atención con sobreprotegerles y mimarlos. A veces los padres tienden a proteger a los hijos únicos de manera exagerada, por el temor a que llegue a pasarles algo y por ello, intentan evitarles cualquier actividad que les parezca peligrosa o que les aleje su supervisión. 

Hay que tener en cuenta que un hijo único puede madurar más rápido y tener comportamientos de adulto, por lo que no debemos olvidar favorecer el contacto con otros niños de su edad para compartir experiencias y juegos adecuados a su edad.

Los hijos únicos deben aprender a aceptar las normas cuando juegan en equipo. Al no relacionarse con hermanos, es posible que tengan más dificultad para madurar emocionalmente. Las negociaciones, la resolución de conflictos o los juegos en grupo, son facetas que deben cuidarse, pues cuando se tiene hermanos, es habitual que lidien con estos temas, pero el hijo único deberá aprender a desarrollarlas en sociedad.

En definitiva, tener uno o más hijos es una elección de los padres, pero ello no conlleva una mejor o peor educación, pues tanto los hijos únicos como los que tienen hermanos, se educarán de acuerdo a las circunstancias y el entorno que les rodea.

Quitar el pañal de la noche

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Todavía no he podido quitarle el pañal nocturno a mi hijo de 6 años. Lo hemos intentado varias veces, pero ha sido inútil, pues según la pediatra, su cerebro no ha madurado lo suficiente para dar la orden de retener la orina o levantarse a hacer pipí.

Por lo que he leído sobre el tema, hasta los 6 años es normal la enuresis nocturna (tal como se denomina a este trastorno), sobre todo si existen antecedentes en la familia, pero a partir de esa edad, ya se debe plantearse la enuresis como un problema a resolver. Más del 70% de los niños con ese problema tiene un familiar de primer grado que sufrió ese trastorno. Otras causas como la poca capacidad funcional de la vejiga o el retraso en la maduración del control vesical pueden ser factores que determinen la enuresis.


Nunca se debe presionar al niño o niña, ni ridiculizarles delante de otros. Debemos ser comprensivos y mantener una actitud tranquilizadora, aunque también deberemos ser exigentes con ciertos comportamientos. Si conseguimos un buen aprendizaje del control del esfínter, tanto los padres como los hijos obtendrán una gratificación y los niños experimentarán una gran autoestima y plena sensación de autonomía. 

Primero debemos valorar si existe algún problema físico o enfermedad. Pueden existir problemas afectivos (como la llegada de un hermano, la muerte de un familiar, problemas escolares o un cambio drástico en la familia) y también puede haber factores más puntuales que influyen en un momento determinado, como ver una película de miedo o algún suceso muy concreto que explica que el niño se haga pipí en un momento determinado. 

Es aconsejable motivar al niño e intentar darle poca importancia al tema. Los padres debemos ser conscientes de que la enuresis nocturna no es un comportamiento voluntario y no hay nadie más angustiado que el propio niño, por lo que se debe evitar hablar todas las noches sobre ese tema porque hacerlo puede incidir negativamente en su afectividad. Algunos niños sienten ansiedad y les afecta socialmente, ya que evitan ir de colonias o quedarse a dormir en casa de algún amiguito para que no se enteren de “su problema”. 

Algunos trucos para intentar quitar el pañal nocturno con éxito:

  • Controlar la ingesta de líquidos después de las 6 de la tarde. Es recomendable no dar más de un vaso con líquidos después de esa hora.
  •  Ir cada día a orinar, justo antes de acostarse. Aunque no tenga pipí, el niño debe intentarlo durante un ratito antes de irse a acostar.
  •  Se podría preparar un calendario y ponerlo en un sitio visible, en el cual el niño dibuje un sol los días que no se ha hecho pipí y una nube el día que sí se haga. Mientras más soles haya en el calendario, más los elogiaremos y podremos establecer algún pequeño premio cuando consiga más soles que nubes.
  •  Practicar ejercicios de retención. Es decir, en el momento de orinar, retener el chorro unos segundos y después seguir hasta el final. Este ejercicio debe ser continuado.
  •  También podemos levantarlos por la noche antes de que mojen la cama, pero para esta opción hay que tener mucha paciencia y no está demostrado que realmente funcione, que generalmente los niños enurésicos suelen tener un sueño muy profundo y no se enteran de la situación.

Recordemos que el niño debe estar motivado y comprender lo que está ocurriendo, ya que sin motivación no hay colaboración y cuesta más avanzar. Mientras más alegre y cordial sea el trato familiar, más eficaz será el control de la enuresis nocturna

Cuando las pérdidas de pipí son durante el día, se le llama incontinencia urinaria. En otros artículos hemos hablado sobre cómo quitar el pañal de día y también ofrecemos algunos consejos.


Adolescentes y los límites

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En otras ocasiones hemos hablado sobre la importancia de los límites y la disciplina. Esta vez vamos a enfocar el tema desde el punto de vista de los adolescentes.


Es muy importante fijar límites a los adolescentes, porque con ellos les ayudamos a que sean conscientes de hasta dónde pueden llegar en sus actuaciones, los límites que les marcamos los padres les dan seguridad y confianza ya que serán capaces de percibir la línea que no deben cruzar y tendrán una orientación sobre cómo deben comportarse.

Si el adolescente no encuentra límites en la familia, seguramente las buscará fuera de ella, entre su grupo de amigos o con los compañeros de la escuela y eso puede ser perjudicial, ya que el adolescente correrá el riesgo de toparse con algún líder e identificarse con él o seguir sus directrices.

No se trata de ser tiranos con ellos ni imponerse a las malas, sino de razonar y enseñarles el arte de la negociación. Debemos razonar con el adolescente y explicarles el porqué las imposiciones que le ponemos (sin dar demasiadas explicaciones) pero dándoles una razón lógica. El adolescente no aceptará un NO a secas y ello hará que sea más rebelde con las normas impuestas. Sería bueno que escucháramos su opinión y no seamos intransigentes con ellos, ya que eso facilitará la comunicación entre padres y adolescentes.

Estos límites y normas les prepararán para enfrentarse al futuro y para hacerles comprender que en la vida tendrán que renunciar a muchas cosas que desean y enfrentarse a una sociedad llena de normas que se deben respetar.

A veces los padres pensamos que los adolescentes son capaces y los suficientemente maduros para tomar ciertas decisiones, sin embargo no nos podemos imaginar lo mucho que agradecen que los adultos les ayudemos a tomar esas decisiones, sobretodo aquellas que tienen gran trascendencia en su vida. Es muy importante preparar a los adolescentes para que sepan cómo actuar con anticipación si se encuentra en una situación difícil, por ello debemos orientarles desde la pre-adolescencia sobre los temas en los que pueden verse implicados, como la sexualidad, las drogas o el alcohol.

No olvidemos que cuando imponemos ciertos límites, estamos educando a nuestros hijos. Los padres somos un modelo de conducta y referencia para nuestros hijos. Estos límites se deben aplicar sobre las cosas importantes y debemos ser firmes en ellos siempre respetando los derechos de todos los miembros de la familia.

La paga semanal

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¿Es conveniente darle una paga semanal a nuestros hijos? Es la pregunta que se hacen muchos padres y no existe una norma establecida para ello. Mi hijo con 6 años ya tiene su hucha y poquito a poco va ahorrando algún dinerillo que le dan sus abuelos o algún familiar. De momento es bastante responsable y generoso con su dinero, ya que se gastaría todo en invitar al cine a toda la familia y no le importaría. Esa es una forma de ahorrar, pero hay algunos padres que establecen una paga semanal o mensual a sus hijos, cuando ya empiezan a ser más mayores y tienen algunas “necesidades”. No hay una edad fija, ya que algunos padres empiezan a hacerlo desde los 6 años, sin embargo, otros esperan a los 10. Lo ideal es empezar cuando tu hijo sea consciente de lo que es el dinero y comprender lo que puede hacer con el.


Es bueno darles esa responsabilidad a los niños, siempre de forma comedida. Muchas veces los niños no saben nada de la economía familiar y aunque no debemos explicarles con detalle nuestros gastos e ingresos, sí sería bueno que supieran a grandes rasgos, cómo se distribuye el dinero que entra en casa para que sean conscientes de los grandes esfuerzos que tenemos que hacer los padres para llegar a final de mes y realizar los pagos.

Para fijar una paga semanal a nuestros hijos, no hay una cantidad establecida. Todo dependerá de la edad, del carácter y comportamiento de nuestros hijos. Cuando son niños, esta paga les ayuda a fomentar el ahorro y a adquirir cierta responsabilidad. Si le damos una pequeña paga y el niño se lo gasta todo el primer día, sabrá que ya no dispondrá de más dinero y aprenderá a administrarse. 

Si desea algo que vale un poco más de lo que recibe semanalmente, deberá aprender a ahorrar ese dinero para conseguir algo. Ese esfuerzo hará que valore más las cosas que ha adquirido. Cuando son adolescentes, sería bueno establecer con ellos una lista de cuáles pueden ser sus pequeños gastos para determinar cuál es la cantidad adecuada a esas necesidades. Es bueno que el adolescente aprenda a administrar su economía y se implique en la organización de la familia, así como debemos alentarles también a que acepten pequeños trabajos remunerados para que se den cuenta del esfuerzo que implica obtener esa remuneración.

Por supuesto hay padres que no están de acuerdo con dar una paga semanal y piensan que es mejor darles ese dinero cuando realmente sus hijos necesitan algo, sin dejar una cantidad establecida. Es una forma de tener más control sobre los gastos de los hijos. Esta es una opción válida y respetable también.

Por supuesto no debemos confundir la paga semanal con un premio. No sería bueno que le “paguemos” a nuestros hijos para que hagan determinadas labores de la casa o para que estudien, ya que esto puede propiciar que se acostumbren a recibir dinero cada vez que realizan alguna labor. El objetivo principal es que los niños aprendan a gestionar su dinero.

Personalmente pienso que es bueno enseñarles a gestionar bien su dinero, a ser responsables y que aprendan a valorar el esfuerzo que le cuesta a muchos padres conseguir el dinero a final de mes.

Arriba y abajo: campaña solidaria

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Desde Educando a nuestros hijos, queremos colaborar en las causas solidarias, por lo que vamos a hacernos eco de una campaña muy interesante, a favor de los niños saharauis. Mr. Garamond, junto a la organización Bubisher, nos hace llegar un proyecto solidario que consiste en conseguir fondos para construir una biblioteca en los campamentos saharauis.
  
La propuesta es muy original, ya que se trata de un libro y aplicaciones para iPhone y iPad, en los que narran cómo es la vida de los niños occidentales y cómo vive el día a día un niño saharaui. Tanto la aplicación como el libro en papel, están escritos en cuatro idiomas (español, inglés, francés y árabe) y se componen de 12 escenas de la vida cotidiana, según la visión particular de un niño occidental y otro saharaui. Los cuentos van destinados a niños y niñas desde los 5 años hasta los 12 y en la versión digital  presentan juegos interactivos, con música y un gran colorido, mientras que la versión de papel, permite la lectura sosegada de imágenes y texto, que invitan a la reflexión y el disfrute de bonitas imágenes, a la vez que se aprenden valores y se descubren otras formas de vida.

 La aplicación para iPhone y iPad cuesta 0.89€ y el libro está disponible en las librerías por 9€. El título en español es “Arriba y abajo” y el autor es Mr Garamond, que bajo el lema “1€=7adobes. Ayúdanos a construir una biblioteca en los campamentos saharauis” se proponen recaudar fondos para crear la biblioteca, además de realizar talleres infantiles en instituciones culturales y librerías.

Invitamos a nuestros lectores a ser solidarios y apoyar a los niños que viven en condiciones difíciles, puesto que su educación es la base para su futuro. Para más información pueden dirigirse a www.mrgaramond.com y www.arribayabajo.org

Chantaje de los hijos

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Nos sorprendería saber que los niños aplican "técnicas de chantaje" con los padres desde la más tierna infancia. Ya desde los 2 o 3 años, cuando empiezan la fase de las pataletas, los niños intentan manipularnos y hacernos ceder empleando gritos y rabietas.

Lo más importante es reconocer por nuestra parte que estamos siendo sometidos a un chantaje e intentar volver a tomar el control de la situación. Evidentemente no es lo mismo un chantaje de un niño de dos años al chantaje de un adolescente. Desde el principio se ha de atajar esta conducta, para que luego no sea demasiado tarde.

Los niños son muy hábiles y saben cuándo utilizar nuestros sentimientos para conseguir algo que desean. Yo lo veo en mi hija pequeña, que ha desarrollado una capacidad de llorar a lágrima viva cuando quiere conseguir algo y a los 5 minutos ya se está riendo a carcajadas.

Los padres debemos analizar la situación y una vez nos damos cuenta de las situaciones que son motivo de chantaje, nos tenemos que poner de acuerdo entre la pareja y la familia para adoptar una actitud firme y estar unidos en las decisiones que se toman. Poco a poco iremos observando cambios positivos en la actitud de los hijos.

La regla de oro cuando un niño nos intenta chantajear, aparte de actuar con firmeza, es no prestarles atención y hacer caso omiso de su rabieta. Cuando tomemos una decisión, el niño debe cumplirla y nosotros no debemos darles mil y una explicaciones, pues con ello mostramos debilidad y al final consiguen tomarnos el pelo, puesto que en ese momento, el niño no está dispuesto a razonar, sino que su objetivo principal es conseguir sus objetivos.

Con ello no queremos decir que se debe abusar de nuestra autoridad. Si bien debemos ser firmes, tampoco tenemos que abusar de nuestra posición de superioridad.

Cuando se pacta algo con los hijos, ese pacto queda establecido y no es bueno estar cuestionándolo todos los días y a todas horas, pues hay niños muy insistentes y podríamos acabar cediendo.

Está claro que se debe tratar a cada niño de acuerdo a su edad y su madurez. Hay que explicarles con el lenguaje adecuado para cada edad, que nosotros hemos tomado una decisión y ellos deben de cumplirla, porque si no lo hacen, tendrán consecuencias y desde luego, si las hemos establecido, debemos ser firmes y cumplirlas. Estas pautas contribuyen a la educación de nuestros hijos y aunque en ese momento ellos no se den cuenta, luego agradecerán haber tenido ciertos límites, pues eso los hará ser mejores personas.

Trato entre hermanos

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¿Hay que tratar a los hermanos por igual? Esta pregunta nos la hacemos algunos padres que tenemos 2 o más hijos, pues siempre tendemos a tratar a nuestros hijos de la misma forma para no crear envidias ni celos, pero lo cierto es que es un error tratar a los hijos por igual.


Cada niño es diferente. Aunque sean hermanos, cada hijo tiene unos gustos, un carácter y unas necesidades diferentes. En mi caso, tengo dos hijos y los dos son completamente diferentes, tanto en carácter, como en gustos y por ello, no pueden ser educados de la misma forma.

Por regla general, los padres dicen que educan a sus hijos igual, sin embargo, esto puede generar conflictos entre los niños. Está claro que a veces es conveniente un trato igualitario, pero en otras ocasiones, será imprescindible diferenciar el trato a cada hermano, según sus necesidades. Mi hijo mayor es tranquilo, le gustan los números, tiene mucha paciencia y se entretiene con cualquier cosa durante mucho tiempo. Mi hija pequeña es más artística, más intranquila y no se concentra ni 5 minutos en una sola cosa. A uno le gusta el chocolate, a otra le gustan los helados. Por poner un ejemplo, si una tarde estamos paseando, no podemos obligar a los dos a que se coman un helado, porque a uno le gusta, pero al otro no; por más igualitarios que intentemos ser, hay situaciones en que debemos diferenciarlos.

No se puede atender por igual a los hijos cuando hay dos o más. Generalmente con el primero aprendemos de nuestros errores e intentamos no repetirlos con el segundo. En mi caso, con el primero tenía más dudas, mas temores y mayor precaución pues me preocupaba cualquier cosa que pudiera pasarle. Con la segunda, todo fue más fluido. Eso no quiere decir que no me preocupara por ella, pero aprendí a no sobreprotegerlos, a confiar más en ellos y darles más autonomía. Tampoco son iguales las necesidades para edades distintas.

Lo que hay que tener claro, es que el objetivo de la educación no es la igualdad entre hermanos, sino intentar darle a nuestros hijos lo mejor para cada uno, teniendo en cuenta su personalidad y sus características particulares. Los niños requieren un trato personalizado y debemos hacerles sentir que son únicos. Es buena idea compartir momentos por separado con cada uno de ellos. Por ejemplo, que el padre se vaya a un partido con su hijo o que la madre se lleve a la niña al parque a jugar e intimar entra las dos. Es necesario compartir ratos con ellos de forma individual y hacerles sentir que les escuchamos y queremos. Si ellos se sienten bien atendidos y queridos, evitarán las comparaciones y los celos con sus hermanos. Lo ideal es estimular las cosas positivas de cada uno e intentar darles la mejor educación siempre teniendo en cuenta sus capacidades, su personalidad y sus debilidades.


Niñas y niños zurdos

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Mi hijo mayor, que ahora tiene 6 años, es zurdo. Cuando empecé a observar que hacía más cosas con la mano izquierda, pensé que quizás tendría más dificultades en algunas tareas de la vida diaria, porque todo parecía indicar que sería zurdo

Unos años después, cuando ya estaba confirmado, veo que ser zurdo no es un problema, aunque sí nos encontramos dificultades en la realización de algunas tareas, como por ejemplo, una cosa tan simple como coger el ratón del ordenador. En la mayoría de ordenadores o computadoras, el ratón se halla a mano derecha y mi hijo se ha adaptado a utilizarlo con la derecha de forma natural. Yo intento cambiárselo, pero el me dice que no lo haga, pues se siente más cómodo así. También cuando pinta, al hacerlo con la mano izquierda, hacia la derecha, a veces va borrando con la mano, según va escribiendo. Estos son algunos detalles que he observado en él, que le pueden causar alguna incomodidad, pero seguro que se irá encontrando algunos momentos en que tendrá que arreglárselas, ya que en la sociedad, la mayoría de las cosas están diseñadas para la mayoría de diestros.

  Se dice que un 5% de la población es zurda, y si alguno de los padres lo es, el niño tiene entre un 10 y 20% de posibilidades de serlo.

Antiguamente se intentaba “arreglar” a los niños que eran zurdos, pues lo consideraban como una mala costumbre o una manía. Nunca debemos obligar a un niño zurdo a utilizar la mano derecha. Esto puede provocarle trastornos como fracaso escolar, tartamudez, dislexia o sentimientos de inferioridad. 
 
Ser zurdo quiere decir que tienen una configuración cerebral diferente. El hemisferio cerebral que domina el cuerpo es el derecho, que rige la parte izquierda. Muchos zurdos demuestran habilidades especiales. Antes se decía que los zurdos son más inteligentes, aunque después se demostró que no es del todo cierto esa afirmación, pero muchos genios como Da Vinci o Cervantes, además de grandes deportistas, como el tenista Rafa Nadal o Messi son zurdos.

Se pueden apreciar algunas tendencias a ser zurdo desde el primer año de edad, como por ejemplo cuando lanzan una pelota, o cogen los objetos, etc, pero esto puede ser una fase en la cual actúen con ambas manos. Hacia los 3 años se empieza a hacer más frecuente el uso de la mano izquierda en los zurdos, pero es a los 5 años cuando ya se sabe de forma definitiva si el niño es zurdo o no. Si a esta edad aún no se ve del todo claro, es conveniente ir al psicólogo para determinar hacia qué lado conviene lateralizar al niño.

Además, debemos advertirlo en el colegio, para que los profesores estén al tanto de los progresos en la escritura y aprendizaje del niño. También debemos proveerles de materiales adecuados (como las tijeras, que parece una tontería, pero los zurdos tienen muchas dificultades para cortar con las tijeras normales). Hay muchas tiendas online en las que venden objetos para personas zurdas.En la primera etapa escolar, los padres debemos tener paciencia con las dificultades escolares, como por ejemplo la escritura y la lectura. 
 
Mi hijo me decía: “mamá, soy el único niño zurdo de la clase”, como si eso fuera un problema y yo le contesté que mejor así, porque era un niño único y especial. Los padres debemos facilitar la integración para que nuestros hijos no se sientan diferentes y vean que el hecho de ser zurdos es algo natural, por lo que no hay que darle demasiada importancia.

Para los que quieran informarse sobre el tema, este libro de Juan Manuel Ortigosa, "Mi hijo es zurdo" tiene muchos consejos que nos pueden ayudar en este tema.