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Cuando nos cegamos con nuestros hijos

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Ayer estuve viendo la película argentina Crímenes de Familia, disponible en la plataforma Netflix y entre otras cosas, el filme muestra un ejemplo sobre lo que las madres (y a veces padres) somos capaces de hacer por nuestros hijos, independientemente de sus acciones o consecuencias. 

¿Quién no ha pasado por esconder alguna travesura de sus hijos? O tal vez ocultar ante el otro cónyuge alguna mala acción que nuestros hijos han cometido, con tal de que éste no se dé cuenta y no lo castigue. Muchas veces nosotros mismos sabemos que esas acciones están mal, pero como madres, somos capaces de perdonar cualquier cosa y hacer la vista gorda, consintiéndoles y haciéndonos cómplices de sus acciones. Pero a veces llega un momento, como en el filme, en el que los hechos salen a relucir y no podemos seguir negándolos. Llega un momento en el que la realidad nos da de bruces en a cara y tenemos que elegir en qué bando estamos: con nuestro hijo hasta la muerte o nos quitamos esa venda de una vez y reconocemos ante nosotros mismos que a pesar de que son sangre de nuestra sangre, nuestros hijos son seres humanos que cometen errores y deben aprender de ellos.

No hay peor ciego que el que no quiere ver y cuando nos cegamos con el comportamiento erróneo de nuestros hijos y no queremos creernos o asimilar que han hecho algo que está mal, no sólo no les estamos ayudando, sino que estamos contribuyendo a que sigan repitiendo esas malas acciones, ya que se sienten encubiertos por sus progenitores. 

Está claro que para muchos padres, nuestros hijos son nuestra prioridad, pero ello no conlleva a que pasemos todo por alto y les dejemos hacer y deshacer a su antojo. Cuando las cosas están mal, están mal, sea quien sea que las haga, entonces debemos pararnos a pensar y reflexionar sobre ello para lograr el equilibrio y repondernos a nosotros mismos la pregunta de ¿Realmente estoy haciendo un bien por mi hijo cuando le tapo las malas acciones? ¿Cuáles son  las consecuencias que ello va a traer? ¿Hasta que punto estoy dispuesto a llegar por ellos? Destapemos esa venda de nuestros ojos y seamos justos y honestos con ellos y con nosotros mismos.



Los niños y el coronavirus

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En estos días me han pasado un escrito en el que dice que no sólo los médicos y personal sanitario son los héroes de estos días en los que vivimos confinados por la pandemia del Coronavirus, sino también nuestros hijos son unos pequeños héroes. Y me puse a pensar que es cierto. Nuestros hijos están aguantando estoicamente el encierro en casa, unos mejor que otros, pero al fin y al cabo, se están adaptando a esta situación que es nueva para todos.

Para los que lean este artículo en años futuros, la crisis del Coronavirus se desató en Wuham, una ciudad de China en diciembre de 2019 y poco a poco se ha ido propagando en casi todos los países. Es un virus muy contagioso y peligroso con una alta tasa de mortalidad, por lo que la mayoría de las personas tenemos que practicar el distanciamiento social y estamos encerrados en nuestras casas.

A día de hoy, 7 de abril del 2020, muchos niños llevan semanas sin salir de casa. Muchos niños no pueden visitar a sus familiares cercanos ni a sus amiguitos y a veces no entienden el porqué, sobretodo los más pequeños. Algunos países han continuado las clases online, otros a través de la televisión y algunos han tenido que parar la formación escolar.

Los profesores se reinventan para intentar que sus alumnos puedan terminar el año escolar de la mejor manera posible. Los padres hacemos lo imposible para conciliar la vida en el hogar, muchos trabajando desde casa, otros tienen que salir a la calle y exponerse y otros muchos se han quedado sin trabajo. Para nosotros los padres esta situación es nueva y hemos tenido que adaptarnos también. A todo esto se juntan nuestros propios miedos, que debemos evitar transmitir a nuestros pequeños.

Porque ellos todo lo captan, ellos perciben nuestra angustia y aunque no lo digan saben que algo anda mal, que el mundo está parado, que no pueden salir al parque, que papá y mamá están angustiados, que la abuela ya no viene a visitarnos, que el tío se ha puesto malito, que en las noticias hablan todo el día de un virus muy peligroso...

Por ellos debemos poner al mal tiempo buena cara e intentar realizar actividades distintas con nuestros hijos para que no se aburran, a la vez que conciliamos la vida laboral. Limitemos también el uso de la televisión, tabletas y videojuegos en la medida de lo posible y veamos la parte positiva de este encierro. Muchas veces nos quejamos de que no tenemos tiempo suficiente para compartir con nuestros hijos. Pues bien, ahora es el momento de hacerlo, aliviando así la angustia que ellos sufren y haciendo que pasen los días de la forma más agradable posible encerrados en casa.

Para los más pequeños, pueden hacer cosas básicas como pintar, dibujar, leerles un cuento, cocinar en familia...para los más grandes, ahora es el momento de hacer uso de los juegos de mesa que tenemos en casa, de leer libros de capítulos, de escribir un diario sobre la cuarentena o ayudar en las actividades de limpieza y organización en la casa y en sus habitaciones. Hacer una obra de teatro en familia, jugar al tesoro escondido, hacer pasteles, aprender algún idioma con alguna aplicación, ver fotos de cuando los niños eran más pequeños, hacer gimnasia, crear una tienda de campaña, cantar en karaoke, crear manualidades, jugar a las cartas...son algunas de las actividades que se pueden hacer con ellos estos días de confinamiento.


Por suerte nos ha pillado en una época en la que la tecnología está disponible para la mayoría y siempre pueden hacer uso de algunas plataformas para mantenerse en contacto con los amigos y familiares, pero siempre debemos estar vigilantes para que no vean material inadecuado ni vean las noticias del coronavirus constantemente porque eso les puede afectar.

Así que sí es cierto, nuestros hijos son también los héroes del momento, pues ahí están, dándolo todo, con su cariño incondicional, adaptándose a estar en casa, asumiendo las nuevas reglas y acompañándonos en este momento en el que nuestra mayor preocupación es que ellos estén a salvo.
¡Un aplauso también a nuestros pequeños héroes!

A continuación, les dejamos un video sobre cómo proteger a nuestros hijos en esta época incierta. ¡Cuidense mucho todos y tengan por seguro que esta época pasará y la recordaremos como un mal trago, pero aprenderemos también sobre solidaridad, comprensión, la fragilidad humana, la tolerancia, el saber compartir y el poder del amor a nuestros hijos!