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Cuando tu hijo piensa que es un estorbo

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El otro día en una clase de segundo grado, estábamos leyendo un artículo sobre la familia que trabaja en equipo y las tareas que cada miembro desempeña para ayudar dentro del hogar. Yo les preguntaba a los niños qué hacían en sus casas para ayudar a sus papás. Unos recogían su habitación, otros ayudaban a lavar los platos, otros sacaban la basura o ayudaban con la colada. Son tareas sencillas que los niños de 8 y 9 años pueden realizar sin problemas y a la vez que colaboran, aprenden a organizarse, a planificar y a sentirse útiles.

Mientras iba preguntando a los niños de la clase, un estudiante levantó la mano y me dijo: "Yo ayudo a mis padres quitándome de en medio cuando estamos en casa". Me llamó la atención esa respuesta y le pregunté ¿Cómo es eso?, ¿Cómo piensas que así les estás ayudando? El niño, muy seguro de lo que decía, me aclaró que la mejor forma de ayudar a sus papás, era desapareciendo cuando ellos estaban en casa, así no les molestaba y ellos podían dedicarse a hacer sus cosas. -Me voy a jugar videojuegos a mi cuarto o me pongo a ver la televisión yo solo, lejos de su vista, afirmó el estudiante.

Esa reflexión me produjo bastante tristeza. Pensé en cómo sería el día a día de ese niño intentando hacerse invisible para sus padres, simplemente para no molestar. Es cierto que los padres hoy en día estamos bastante ocupados, con el trabajo, las tareas de la casa, etc y que queremos disponer de nuestro tiempo para usar nuestro teléfono, redes sociales, compartir con los amigos...pero...¿no deberían ser nuestros hijos pequeños nuestra prioridad? ¿No es nuestro trabajo como padres, dedicarles tiempo, proporcionarles educación, compartir con ellos, transmitirle valores o simplemente, escucharlos? ¿Qué clase de ejemplo les estamos dando? Es triste pero cada vez es más frecuente que nuestros hijos crezcan con la tecnología como principal compañía.  Reflexionemos y dediquemos más tiempo a nuestros hijos, porque al fin y al cabo, ellos son el futuro y las personas más importantes en nuestras vidas.

Mamá, pero eso es robar...

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Imagen de Pixabay Autor: Bess Hamiti
 
El otro día iba de compras con mi hija de 9 años y pasamos por la tienda del dólar para buscar unas cosas de última hora. Mi hija cogió una banderita y estuvo jugando con ella mientras yo compraba lo que necesitaba. Al llegar a la caja, puse todos mis artículos  en la cinta para pagar y no me dí cuenta que mi hija seguía con la banderita en la mano y pasaba al otro lado. Al salir, con varias bolsas, la cartera, las prisas, etc, llegamos al vehículo y al subirme, mi hija me enseña la banderita y me dice: "¡Mamá, tenemos que regresar, esto no lo hemos pagado!". Tras pensarlo un momento y por el agobio de la situación, pensé:"Bah, por un artículo de un dólar no voy a regresar" y le dije que no íbamos a volver a pagar eso, que total, sólo costaba un dólar y no valía la pena volver a la tienda.

Mamá, pero eso es robar!, me dijo indignada mientras yo ya arrancaba el carro. "Eso no está bien", me dijo. "Es cierto, no está bien hacerlo, pero en este caso no ha sido un robo, ha sido un descuido", le comenté. Transcurrido un tiempo, cuando llegamos a casa, yo ya ni me acordaba del incidente, pero mi hija en cuanto vio a su hermano le dijo: "Mamá ha robado esta bandera de la tienda!" y su hermano se quedó con la boca abierta. ¿En serio? ¿Mamá has robado de la tienda? Tuve que explicarle la situación, pero ya empezaba a sentir las culpas de tales acusaciones y a reflexionar sobre si hice bien en irme sin regresar a pagar la dichosa bandera. Por un lado me sentí orgullosa de que mis hijos sepan lo que está bien y lo que está mal, ya que ese gesto demuestra que no son en vano las enseñanzas que les damos en el día a día y por otro lado me sentí mal al hacer algo que se supone no debemos hacer, ya que soy el ejemplo y modelo para mis hijos

Ese día ellos me enseñaron la lección. Puede parecer absurdo, pero si las personas que somos el modelo a imitar por nuestros hijos, no somos consecuentes y no le damos importancia a gestos como este, ellos mismos empezarán a pensar "bah, total, por un dólar, no pasa nada!"y luego dirán: "bueno, si no se dan cuenta, no pasa nada"...y por esos pequeños malos ejemplos, las cosas pueden llegar a ser graves e importantes. Nuestros hijos nos imitan, ellos quieren ser como nosotros, nos observan continuamente y por ello más nos vale estar atentos y no dejarnos ninguna "banderita" por pagar.

¿Y ustedes qué creen? ¿Qué habrían hecho en mi lugar? Se agradecen los comentarios.