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La satisfacción de llegar a la meta

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Introduciendo las matemáticas a los niños

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Las operaciones matemáticas están presentes en cualquier actividad que realicemos diariamente. Hay niños a los que les encantan las matemáticas y se le dan bien los cálculos y hay otros que la aborrecen y prefieren dedicarse a las letras o alguna rama artística. 

Es importante que ayudemos a fomentar su aprendizaje desde edades tempranas para que adquieran habilidades matemáticas y adquieran una compresión más compleja de cálculos y números para poder utilizarlo en la vida diaria. 

Hay formas divertidas de introducir las matemáticas a nuestros hijos y no necesariamente  tienen que ser los ejercicios y problemas que vienen en los libros de texto. Aquí les damos algunas ideas para estimular y compartir las matemáticas en la vida diaria de nuestros pequeños.

Para los niños más pequeñitos, seria bueno introducirles las matemáticas con actividades sencillas, como la clasificación de objetos por colores, hacer pilas y después contarlas, hacer gráficos o jugar con recipientes de distintos tamaños mientras disfrutan de un baño o están con nosotros en la cocina. 

Comprarles una hucha o alcancía es una buena idea, para enseñarles desde pequeños  a ser responsables con su dinero, a manejarlo y guardarlo para cosas importantes o simplemente para conseguir un objetivo a largo plazo. De vez en cuando, los niños pueden clasificar las monedas y aprender los diferentes tipos de billetes que existen o hacer recuento de lo que tienen ahorrado hasta el momento. Es una buena forma de incentivarlos y de hacer que valoren las cosas cuando las compren ellos mismos.

Ir de compras con ellos también les estimula. Le podemos dar la lista de la compra para que ellos mismos la lean y elijan los artículos según el precio mas adecuado. Debemos incentivarles preguntándoles cual deberíamos comprar, en que producto ahorramos más o cuanto nos descuentan en alguna oferta. Podemos incluso retarlos a que hagan un calculo aproximado de lo que vamos a gastar y si tenemos varios niños, ver cual de ellos se acerca mas a la cifra final.

Hacer juegos contando, repasar las tablas matemáticas o sacar la cuenta en los restaurantes, es un juego que los estimula y les ayuda a trabajar en estimados y cálculos matemáticos.

Se trata de que nuestros hijos se sientan cómodos con los cálculos y las actividades matemáticas, aprovechando cualquier excusa para compartir con ellos de forma divertida en la vida diaria.

Como ayudar a tu hijo en casa

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Hay varias formas en las que podemos ayudar a nuestros hijos cuando llegan a casa después del colegio. Está comprobado que los padres que se involucran en la educación de sus hijos tienen menos problemas en el futuro, pues su adaptación e integración es mucho más rápida y efectiva.

Aquí les dejamos algunos consejos para ayudar a nuestros hijos en casa:

  • Intente hablar con sus hijos sobre el día escolar y los eventos que haya tenido en el colegio.
  • Ayude a su hijo a prepararse para un examen. Hágale preguntas orales hasta que vea que está preparado. 
  • Si su hijo tiene problemas para entender algo, intente explicárselo de una forma clara para que lo entienda.
  • Anime a sus hijos a escribir. Eso desarrolla su creatividad e imaginación.
  •  Cuando manden papeles o circulares del colegio, léalo y coméntelo con ellos, para que vean que se interesa por sus cosas y les demuestra que se preocupan por su educación.
  • Intente buscar formas divertidas para el aprendizaje. Por ejemplo, si están en el supermercado, hágale leer las etiquetas, o sumar precios para saber el total, etc.
  • Asegúrese de que su hijo duerme las horas suficientes, además de hacer ejercicio y mantener una dieta equilibrada.
  • Intente que su hijo haga las tareas temprano, no las dejen para última hora.
  • Asegúrese de que tengan un espacio cómodo, limpio y luminoso, con todos los materiales necesarios para hacer sus tareas.
  • Monitoree el tiempo que su hijo pasa en la televisión, además de los programas que ven. Apague el televisor durante las horas de las comidas en casa.
  • Lea con sus hijos. Anímeles a leer de forma divertida y comenten los libros.
  • Utilice distintas estrategias para el estudio; Fichas, dibujos explicativos, gráficos, mapas, ect. Es bueno también acudir a museos, librerias, bibliotecas o lugares históricos.
  • Comparta el poquito tiempo que tiene para ellos. Es mejor poco tiempo de calidad, que mucho tiempo sin hacerles caso.

Consejos para el regreso al colegio

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Regresar al colegio lleva una preparación previa para preparar y mentalizar a la familia de la nueva rutina y los cambios que se avecinan. Los primeros días de clases siempre están cargados de emociones: los nuevos profesores, los nuevos amigos, la nueva clase… Los niños pueden estar nerviosos ante esos cambios y a veces pueden mostrar ansiedad o rechazo a asistir al colegio.
Hay que tomar en cuenta una serie de consejos para que esto no suceda. Lo primero que hay que hacer es ir regularizando el horario unos días antes de empezar el colegio. Los niños suelen relajar su horario en la temporada de verano y se acuestan mucho mas tarde. Hay que ir preparándolos y acostándolos mas temprano para ensayar la rutina del día a día, unos días antes de empezar la escuela.
Intentemos no hablar demasiado sobre el inicio escolar, pues a veces con eso contribuimos a aumentar los nervios. Es mejor preguntarles acerca de cómo se sienten ante la nueva etapa y qe ellos nos expresen sus dudas y temores, para ayudarlos a sobrellevarlo, sin darle demasiadas vueltas al tema.
Si podemos, seria bueno visitar el colegio antes de que empiece el curso, hablar con las maestras o saber donde va a estar ubicado el niño, etc.
Es bueno que durante el verano, se mantengan las relaciones con los amiguitos de la escuela. Podemos preparar a nuestros hijos para que sean sociables e intenten hacer nuevos amigos al empezar el curso escolar.
Compra con ellos los útiles escolares, muestra emoción por los nuevos libros, las clases, etc. Déjalos que elijan su mochila favorita o su ropa  y no muestres tus nervios o ansiedad, ya que es importante que ellos te vean tranquilo para que les transmitamos esa tranquilidad y tengan un inicio escolar exitoso.
 
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Precaución con los niños en piscinas y playas

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El verano llegó y con el las vacaciones, una época en la que vamos con nuestros hijos a la playa y a la piscina, en la que debemos tener mucho cuidado.


Dicen que los ahogamientos son la tercera causa de muertes en el mundo y la segunda en el caso de los niños. Por ello es necesario que si los niños no saben nadar, tomemos las medidas necesarias para evitar accidentes.

¿Cuál es la edad adecuada para enseñar a nuestros hijos a nadar? Pues no hay una edad determinada, pero los expertos dicen que mientras más pequeños, es mejor, pues es más fácil enseñarles. Lo primero que hay que enseñarles es cómo flotar y mantenerse en el agua en caso de que se caigan o resbalen.

No nos podemos fiar de los salvavidas, flotadores, manguitos o chalecos inflables. Son accesorios que pueden fallar en cualquier momento y no deben sustituir a la supervisión de los padres. 

No está demás que los padres tomemos un curso de reanimación cardio-pulmonar, para estar preparados en caso de accidente. Siempre es mejor saber reaccionar a tiempo y unos segundos pueden causar la diferencia entre lamentarnos o sentir alivio.

No es que este artículo pretenda ser trágico o infundir temor, pero ahora que mis hijos son pequeños y uno de ellos está aprendiendo a nadar, me doy cuenta de lo fácil que es que ocurra cualquier imprevisto.

Hay muchos niños que son muy atrevidos y no le tienen miedo al peligro. Piensan que pueden hacer lo mismo que sus hermanos o tirarse en la parte profunda como ellos, sin saber nadar correctamente.

Además de poner a nuestros hijos en clase de natación desde pequeños, debemos tomar otras precauciones como:

Vigilar los flotadores, chalecos, etc que estén bien inflados y bien sujetos.
Dejar que nuestros hijos naden en un espacio supervisado por adultos en todo momento.
Tener un kit de emergencia con artículos de primeros auxilios y un teléfono cerca.
Tener conocimientos de reanimación.
No dejar que los niños entren en el mar cuando hay bandera amarilla o roja.

Dicho todo esto, les deseo que disfruten el verano, el mar y la piscina junto a los más pequeños de la casa.


Niños entre 12 y 14 años (Pre-adolescentes)

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Entre los 12 y 14 años, comienza una etapa difícil para la que algunos padres no estamos preparados. Es una etapa en la que nuestros hijos empiezan a descubrirse a sí mismos, a adquirir nuevas responsabilidades y obtener más libertad.


En esta edad, muchos adolescentes tienen cambios repentinos de humor en los que ni siquiera ellos mismos conocen la causa. Es muy difícil lidiar con este tipo de situaciones, por eso los padres debemos intentar ser comunicativos con ellos desde edades tempranas, para que nuestros hijos sean capaces de expresar sus emociones.

Si ellos ven que sus padres siempre han sido abiertos y les prestan atención, siempre será más fácil para ellos comunicarles sus miedos, anhelos y frustraciones.

Los padres que son capaces de tolerar y reconocer los sentimientos de sus hijos, son los que mejor pueden poner límites a las acciones de sus hijos, para poder ayudarlos. Si somos extremadamente autoritarios, lo que lograremos es inducir a nuestros hijos a comportarse de forma extrema.

Hay que entender que en el momento de entrada a la adolescencia, su cuerpo experimenta varias transformaciones y aparecen nuevas emociones que les afectan a ellos mismos y al entorno familiar.

Algunos problemas que pueden aparecer durante el paso de la pubertad a la adolescencia, son varios. Desde pequeños hurtos, que pueden ser debidos a que los jóvenes constantemente quieren desafiar a sus padres o amigos hasta problemas más graves como iniciarse en las drogas y alcochol. Estos problemas se traducen en conflictos constantes y desestabilización familiar. Generalmente, si nuestros hijos han tenido una buena base sobre educación y el comportamiento adecuado, cuando llegue el momento, sabrán distinguir entre las buenas acciones y las malas, por lo que ellos mismos serán capaces de actuar de forma correcta.

Tengamos en cuenta que la tendencia en esta edad es ser un poco rebelde y llevar la contraria a los padres. Desde la forma de vestir (escogen prendas que saben que no nos gustan), hasta seguir ciertas tendencias que a los padres nos desagradan. Los adolescentes siempre quieren tocar el límite y muchas veces asumen riesgos (deportivos o acciones) que les pueden pasar factura, provocando ansiedad a los padres que sufren porque se dan cuenta del cambio que han experimentado los que hasta hace poco eran sus "niños pequeños" y no saben cómo manejarlo.

Por ello debemos seguir muy de cerca sus pasos, ser autoritarios y fijar límites, sin caer en el error de no dar explicaciones e infundirles miedo. Los hijos siempre se van a sentir mucho más seguros, si los padres les damos los motivos por los que no pueden actuar de cierta forma, les damos cariño y comprensión y tampoco olvidemos dejarles su propio espacio.

Cada etapa a su tiempo

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Mi querida suegra me propuso un tema para comentar en el blog. Me dijo, "¿por qué no escribes sobre lo adelantados que están los niños de hoy en día para su edad?"... Y es cierto, me puse a pensar y veo que en la sociedad de hoy día, los niños dejan de ser niños a una edad muy temprana. Muchos dejan los juguetes a un lado para solo usar la tecnología. ¿A qué edad un niño debe tener un teléfono móvil? Todo depende de las circunstancias, pero ciertamente es un error darle un teléfono a un niño de 7 u 8 años. 



En los últimos años los hábitos de nuestros hijos han cambiado muchísimo respecto a los de sus padres a la misma edad. Cada vez las niñas quieren maquillarse más pronto, ponerse tacones e incluso iniciar las relaciones sexuales cuando aún no han cumplido los 15 años. 

Según algunos estudios, cada vez hay más familias con hijos únicos y ello provoca que se relacionen más con los adultos y por ende, quieren comportarse como ellos. Pero pienso que ese es solo uno de los motivos para que esto suceda. La misma sociedad, los avances tecnológicos, las prisas, el poco tiempo que dedicamos a la educación de nuestros hijos, son los factores que han propiciado este fenómeno.

Si nos fijamos en muchas tiendas, la ropa para niñas y niños se hace a semejanza de la de adultos. Los anuncios televisivos muestran productos (y modelos) para niños que no son tan infantiles. Nos bombardean constantemente incluso en series y programas de televisión con adolescentes que se comportan y visten como adultos. Muchos jóvenes siguen esa moda atraídos por sus ídolos y quieren imitarlos en todo.

Cada etapa se debe vivir a su debido tiempo. No adelantemos la infancia de nuestros hijos. Los niños tienen que jugar como niños, vestir como niños y comportarse como tales. Es peligroso para ellos que se salten las etapas de la vida (infancia, pubertad, adolescencia, juventud) porque puede ocasionarles trastornos psicológicos incluso depresión a una edad temprana. 

Juguemos con ellos, compartamos con ellos leyéndoles sus cuentos preferidos, recreando escenas con juegos educativos, estimulando su creatividad, salgamos al aire libre, a montar bicicleta, al parque, etc.

No nos dejemos caer en la tentación de ver a la niña maquillada "¡porque se ve tan bonita!", o de comprarle videojuegos para adultos a un niño pequeño "porque se le dan tan bien"..., simplemente dejémosles ser niños y vivir una infancia sana y feliz.

El primer sujetador (también llamado brasier, sosten o ajustador)

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Todavía recuerdo aquel momento de la pubertad, en la que todo se nos hace un mundo y entraba en el dilema de si usar sujetador o no. Mis amigas hacía rato que ya habían estrenado su primer brasier y los llevaban tan contentas y orgullosas, pero allí seguía yo; esperando a desarrollarme y poder estrenar tan ansiada prenda al igual que ellas.


Como hemos comentado antes, en la pubertad suceden muchos cambios y uno de ellos es el desarrollo del pecho en las niñas. Esta etapa se inicia entre los 9 y 10 años, pero cada niña es diferente y muchas empiezan el desarrollo más adelante.

Muchas chicas tienen prisas por utilizar su primer sujetador y otras lo intentan alargar lo máximo posible, porque ese es el primer signo de que se están convirtiendo en mujeres y algunas niñas se sienten cómodas en su etapa infantil.

Según un estudio, hoy en día las niñas desarrollan antes, sobre los 9.7 años, por lo que en segundo o tercer curso, ya muchas de ellas usan el brasier. Las madres somos las primeras en notar ese cambio y muchas veces le insistimos a nuestras hijas en que lo usen, porque las niñas que desarrollan en edades tempranas, empiezan a mostrar curvas que llaman la atención de los chicos.

¿Cuál es la edad ideal para usar el primer sujetador?

No existe una edad ideal para usar el primer sostén ya que va a depender de cada niña, pues cada una desarrolla de forma distinta. A partir de los 9 años ya podemos estar pendientes de algunos cambios en su cuerpo y nos daremos cuenta del momento adecuado  o ellas mismas lo pedirán.

Aunque parezca una tontería, cuando estás en la pre-adolescencia, ese tema se convierte en todo un dilema. Por una parte, notas los cambios que se están produciendo en tu cuerpo y por otra, te da verguenza hablar con tus padres sobre ello. No quieres que se te note nada y empiezas a utilizar camisetas anchas o grandes jerseys para disimular.

En mi época no había demasiada variedad, pero afortunadamente, hoy en día hay sujetadores de todas formas y colores, de deportes, con dibujitos, de colores, con relleno...

¿Cuál es el sujetador adecuado para usar por primera vez?

El primer sujetador es mejor que sea tipo deportivo o de entrenamiento, sin copas ni aros, que no apriete demasiado y que sea cómodo. Lo ideal es tomar la medida de tu hija, porque aunque haya sujetadores de tamaño estándar, no todos le van bien a todas las chicas.

Existen algunos que tienen relleno y también van muy bien. El relleno no es para realzar la forma del pecho, sino para suavizar el área del pezón y disimularlo. A muchas chicas les da verguenza que se note.

Las madres hemos pasado por esa etapa y sabemos la importancia que tiene para muchas chicas, así que apoyemos a nuestras hijas, hablemos con ellas cuando se acerquen a la pubertad y démosle total confianza para que se sientan a gusto con su cuerpo y que elijan el sostén que mas les guste. Hay que explicarles que hay pechos de todos los tamaños y formas y que todos son bonitos y normales.

Cuando nuestros hijos mienten

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La mentira tiene una valoración muy negativa en la sociedad y para algunos niños es como "un pecado". Otros niños mienten con suma facilidad y otros lo hacen para evitar algún castigo o no asumir responsabilidades.

Cuando el niño es pequeño, no es consciente de que está mintiendo; cuando alcanza la edad entre 7 y 8 años, es posible que nos mienta pero no con la intención de engañarnos, sino que en esta etapa, aún no ha superado del todo la diferenciación entre fantasía y realidad. Generalmente a esta edad, lo que pretenden es salir del paso, antes que engañar a los padres a consciencia. Es muy raro que un niño de esta edad mienta deliberadamente para hacer daño a alguien. Cuando eso pasa, es necesario por nuestra parte, hacerles ver que su comportamiento es incorrecto y que deben corregirlo.

Una de las cosas más importantes a la hora de intentar educar a nuestros hijos para que no digan mentiras, es no calificarles de "mentirosos" ni culpabilizarlos, porque ellos pueden pensar que no vale la pena cambiar si los demás creen que siempre mienten.


Otra cosa importante a tener en cuenta, es predicar con el ejemplo. Muchas veces hemos dicho que el mejor ejemplo lo damos los padres. Los niños nos intentan imitar en todo y por ello debemos ser cuidadosos con lo que hacemos y decimos. A veces no nos damos cuenta y nosotros mismos inducimos a nuestros hijos a mentir en diversas situaciones."Si te preguntan cuántos años tienes, di que tienes 5..."es un ejemplo de un padre que no quiere pagar una entrada para mayores de 6 años y le dice a su hijo que se haga pasar por menor. Para nosotros es una "mentira piadosa", pero los niños lo captan todo y luego va a ser difícil explicarles que ellos no lo deben hacer, cuando nosotros lo hacemos de vez en cuando.

Cuando nos damos cuenta de que nuestro hijo miente, es mejor tratar este tema a solas y no delante de más personas, para evitarles la humillación. Hemos de ser firmes pero sin gritarles ni amenazarles. Mientras más calmados estemos, más fácil será para ellos. La clave es decirles "si me dices la verdad, te prometo que no te va a pasar nada e intentaremos reparar el daño hecho". Una vez dicho esto, hay que cumplirlo, para que el niño confie en nosotros y nos diga la verdad, aunque lo ideal es reservar esta frase para situaciones importantes y no usarla en todos los momentos.

En la etapa adolescente, la mentira puede significar algo más grave. Muchos adolescentes sienten que hay cosas que no deben compartir con los padres, ya sea por miedo a represalias o porque han crecido en un entorno en el que no hay negociación por parte de los padres y pretenden evitar males mayores.

Para evitar que nos mientan en esta edad, lo primero es haberlos educado con una base de confianza, evitando los castigos y represalias. Como hemos comentado a veces, debemos respetar su intimidad y privacidad y fomentar la sinceridad. Ello se logra cuando los niños crecen en un ambiente de afectividad, aceptación y confianza entre todos los miembros de la familia.


El divorcio de los padres

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Como hija de padres divorciados, sé que es una decisión difícil de tomar y que el divorcio puede traer consecuencias negativas a los hijos, ya que no es una situación que se acepta fácilmente y muchos niños quedan afectados, aunque no lo expresen ni den muestras de estarlo. Por eso es indispensable que cuando la pareja vaya a dar ese gran paso, tenga muy en cuenta la estabilidad emocional de sus hijos y siga muy de cerca su reacción.


En Educando a nuestros hijos, queremos guiar a los padres que hayan tomado esta determinación, con algunos consejos y pautas interesantes para que nuestros hijos se lleven el mínimo impacto ante esa rotura familiar y aprendan a sobrellevarlo:

1. Intente hablar con su ex pareja siempre de forma positiva. Evidentemente, si la pareja ha decidido divorciarse es porque existen diferencias irreconciliables y es posible que esten enojados entre ellos. Intente no trasladar ese enojo a sus hijos, pues los niños suelen reflejar la imagen que tienen de sus padres para crear la suya propia y los comentarios negativos no le ayudan en absoluto.

2. Permita a sus hijos que se expresen libremente. Intente escucharle sin juzgarle y transmítale confianza para que su hijo le cuente todas sus dudas y sentimientos frente al divorcio. Por supuesto, nunca utilice esas confesiones contra su ex pareja.

3. Mientras le sea posible, intente mantener la rutina familiar lo más parecida posible a cuando vivían juntos en el entorno familiar. Para los niños, una estructura bien definida los hace sentir seguros. Si es posible, no los cambie de escuela o domicilio.

4. Intente resolver las diferencias con su ex pareja sin involucrar a sus hijos. Evite discutir en frente de ellos y déjele libertad cuando visitan a su ex pareja. No le atosigue a preguntas sobre la vida de la otra persona.

5. Pase tiempo de calidad con sus hijos. Este es un momento en que los hijos los necesitan a los dos. Es una buena oportunidad para transmitirles el mensaje de que ellos son lo más importante para usted.

6. Aliente a su hijo a que haga actividades sociales o deportivas. Un entorno social y natural le ayudará a pensar en otras cosas y le permitirán su realización personal, cosa que le puede ayudar a superar esta difícil etapa del divorcio.

7. Es muy importante que les haga entender a sus hijos que ellos no tuvieron nada que ver en el divorcio. Muchos niños se sienten culpables y es primordial quitarles esa responasibilidad, que no siempre saben expresar.

El divorcio puede traer consecuencias negativas en la escuela. Como padre o madre, debe estar en contacto con los maestros e informarles de su situación, para que estén al tanto de los cambios en la conducta de sus hijos y puedan informarles a tiempo.

La mayoría de los hijos de padres divorciados, se sienten confundidos, tristes, culpables o enfadados. Si estos sentimientos no se tratan correctamente, pueden llevar a su hijo a sufrir una depresión. Nadie está en posición de ayudar a sus hijos mejor que usted. Mantenga la comunicación constantemente con ellos y nunca dé por hecho que su hijo ya sabe lo que significa para usted. Dígale que le quiere, demúestrele su cariño con abrazos, besos y gestos. Poco a poco la situación se irá normalizando y ellos se terminarán acostumbrando a su nueva situación familiar.

Obesidad infantil

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Desafortunadamente, cada vez es más frecuente ver niños obesos. La obesidad infantil es peligrosa y los padres debemos estar alerta para controlarla a tiempo. Enfermedades como la diabetes, colesterol elevado o presión alta, son algunas de las consecuencias de la obesidad en edades tempranas y a esto se añaden los problemas de autoestima y psicológicos que van a afectar a un niño obeso.



Nosotros como adultos, podemos darnos cuenta si nuestros hijos están con sobrepeso y están llegando al límite para convertirse en niños obesos. Es ahí cuando debemos actuar para evitar que el problema llegue a mayores consecuencias y sea mucho más difícil de corregir. Si no estan seguros si su hijo tiene sobrepeso o ya es obeso/a, consulte a su médico para que mida su masa corporal. El médico le dirá si está por encima de su peso normal y ahí es cuando debe vigilar muy de cerca que no se convierta en obesidad.

¿Cómo podemos ayudar los padres para que nuestros hijos no sean obesos?

Lo primero que debemos hacer es alentar a nuestros hijos a que hagan ejercicio. Por lo menos una hora diaria. Estamos en los tiempos de la comodidad, la tecnología, los niños no salen a la calle y se pasan muchas horas sentados frente a la televisión. Una hora de ejercicio al día, no solo favorece la salud, sino que fomenta la relación entre padres e hijos y puede ser divertido. El fútbol, el baile, correr en el parque o realizar cualquier actividad física les va a hacer desarrollar buenos hábitos que le servirán para toda la vida.

Después hay que vigilar la alimentación. Intentemos que nuestros hijos coman frutas y verduras todos los días. Podemos empezar con pequeños cambios, introduciendo estos alimentos poco a poco en su dieta. Por ejemplo, podemos sustituir los refrescos de cola por zumos naturales o darles una merienda sana (en lugar de un donut, un yogur). Evite las galletas, dulces o la comida procesada, ya que tienen un alto nivel de azúcar y grasa. Si podemos, debemos dar ejemplo y nosotros mismos consumir alimentos sanos delante de ellos y animarlos a preparar platos coloridos y nutritivos con formas divertidas para alentarlos a comer más sano.

Para el desayuno en la escuela, es bueno poner una fruta siempre y un sandwich ligero. Un desayuno equilibrado está compuesto de frutas, cereales, leche e hidratos de carbono. Intenten que todos coman en la mesa, sentados y sin prisas. Si hace falta, despiértelos un poquito antes para que tengan más tiempo y puedan comer relajados.

Intente cocinar utilizando ingredientes frescos en lugar de comida ya preparada y procesada. Como madre, ya sé que es difícil pues no alcanza el tiempo para todo, ya que los tiempos han cambiado y ambos padres suelen trabajar fuera de casa, pero hay que intentar hacer un esfuerzo por la salud de nuestros hijos. 

Acostúmbrese a leer las etiquetas de los alimentos que vaya a comprar, evitando las grasas y el azúcar. Sustituya las patatas fritas por frutos secos, los refrescos por agua o jugos, el helado por yogur. Intente darles a probar una verdura diferente cada semana, hasta que se habitúen a tomarla.

Evitar que nuestro hijo sea obeso, es un esfuerzo que debe hacer toda la familia en conjunto. Hay que intentar comer todos juntos en la mesa, sentados sin distracciones, ni teléfonos ni televisión, disfrutando de una comida sana y una conversación en familia. 

El deporte y la buena alimentación, deben formar parte de nuestra vida cotidiana. Recuerde que la obesidad no aparece de golpe. Es un proceso que lleva tiempo. En nuestras manos está el pararla a tiempo.

Para más información, lea nuestro artículo anterior : Jóvenes y alimentación saludable