Esta web utiliza cookies para obtener datos estadísticos de la navegación de sus usuarios. Si continúas navegando consideramos que aceptas su uso. Más información Cerrar

Darles autonomía a nuestros hijos

|
 
Si le damos autonomía a nuestros hijos, le damos el derecho y la capacidad a orientar su vida y llegar a ser lo que se quiere para beneficio propio y el de los demás. Ser autónomos es ser capaces de pensar por sí mismos pero con sentido crítico, es decir tomando en cuenta los diferentes puntos de vista tanto en lo moral como lo emocional e intelectual; pero no hay que confundir ser autónomo con el libertinaje ni hacer todo lo que ellos quieren.


El ser humano no nace autónomo, ya que depende desde que nace de otras personas que lo cuidan y alimentan y poco a poco va adquiriendo conocimientos y hábitos que le darán autonomía a medida que crezca.

Día a día nuestros hijos van aprendiendo a asumir responsabilidades. Debemos ir poco a poco dándoles tareas, como recoger los juguetes, comer solos, aprender a vestirse, etc y más adelante esas responsabilidades serán mayores, tales como decisiones sobre sus aficiones, sus amigos, el manejo de su dinero, en definitiva, decisiones sobre su vida.

Hay padres que son muy proteccionistas y constantemente velan por la seguridad de sus hijos, sin dejarles arriesgarse ni aprender las cosas por sí mismos, con tal de que no se lastimen, pero esto es una actitud equivocada, que no les hace bien.

Para educar a un hijo, es necesario darle autonomía y así hacerlos cada vez depender menos de los adultos. La palabra autonomía viene ligada a la palabra libertad, que es el derecho que tienen las personas a tomar sus propias decisiones y construir su vida de acuerdo a los valores adquiridos y sus aspiraciones.

Desde muy niño hay que construir y ejercitar esa libertad en nuestras decisiones cotidianas, aunque no hay que llegar al otro extremo y ser un autonomista radical, porque hay que seguir de cerca los pasos de nuestros hijos y darles un acompañamiento responsable que les permita formarse un criterio ético para ayudarles a tomar decisiones a lo largo de sus vidas. Por eso es muy importante que desde muy pequeños les enseñemos a ser independientes y autónomos para que en el futuro se puedan enfrentar a la vida.

La importancia de los valores

|
 
Hoy queremos proponer un artículo interesante que leí el otro día, que hablaba sobre los valores que debemos enseñar a nuestros hijos para que en el futuro sean mejores personas.



Uno de los valores más importantes es el del respeto a sí mismo. Sí los niños se respetan a ellos mismos, podrán respetar y conocer a los demás. Las personas adultas deben demostrar que respetan a los niños escuchándolos y haciéndoles caso cuando se dirigen a ellos. Sería bueno elogiarlo cuando el niño tiene en cuenta los derechos de los demás. Hay que enseñarles a tratar a los demás como a ellos les gustaría ser tratados.

La tolerancia es otro de los valores importantes. Enseñar a nuestros hijos a ser tolerantes y respetar que todo el mundo es diferente, es vital. La naturaleza nos ha creado en esta infinita diversidad y eso es algo positivo, ya que sin estas diferencias el mundo sería aburrido y monótono.

La honestidad es otro de los valores que propone el artículo. Desde pequeños se les debe enseñar a hablar y obrar con la verdad y a ser sinceros con los demás.

La responsabilidad es otro valor básico en la educación de nuestros hijos. Debemos enseñarles a cumplir los compromisos adquiridos, para que podamos confiar en su palabra.

Compartir con la familia, tener amigos con los que jugar y compartir las experiencias con ellos, dar afecto sincero y desinteresado...son algunas de las cosas que harán crecer a nuestros hijos con importantes valores y harán que sean más felices.

Nuestros hijos deben aprender a tener una actitud positiva, ser optimistas y alegres, para enfrentar la vida con mejor humor. La mejor forma de enseñarles todos estos valores es dando ejemplo. La construcción de valores es una tarea imprescindible en la crianza, pues ellos dan sentido a la vida.

La menstruación

|

Hablar de la menstruación, la regla o el período con tu hija, no debe ser un tema tabú ni debe ser complicado. Recuerdo cuando entraba en la pubertad, mi madre, socorrida por un librito que debía ser de los años 70 (por las imágenes y la extraña forma de abordar el tema), me hizo sentar para darme una charla sobre la inminente llegada de la menstruación. Ella estaba mucho más avergonzada que yo, que ni sabía nada al respecto, ya que en esa época (los años 80) no se hablaba tan abiertamente sobre el tema.

En la pubertad (etapa entre los nueve y 14 años), se producen muchos cambios fisiológicos y anatómicos que dan lugar a la maduración sexual y nuestro cuerpo cambia de una manera importante.

Los padres debemos informar a nuestros hijos sobre dichos cambios . Es importante que ninguna niña se vea sorprendida por la llegada de la menstruación sin saber nada al respecto.

Por suerte las relaciones madre-hija han cambiado bastante desde mi época y ahora son más abiertas y comunicativas, además la sociedad avanza demasiado rápido y por regla general, los jóvenes están mejor informados, gracias también a las nuevas tecnologías.

Para abordar el tema de la menstruación, es aconsejable hablar con nuestra hija sobre los 8 o nueve años o antes si se interesan por el tema. Hay que enfocarlo de forma positiva, diciéndoles que ese proceso es señal de que su cuerpo funciona bien, por lo que de mayor podrá tener hijos, si lo llega a desear. También se les debe enseñar las normas higiénicas, a utilizar las compresas o toallitas higiénicas y hablarles sobre las conductas de riesgo, ya que a partir de esa etapa, podría quedar embarazada.

Lo que no se debe hacer, es no hablar sobre el tema hasta que la tengan o enfocarlo como algo malo o doloroso para las mujeres.

Sí hay que explicarles con nuestras palabras, que la menstruación es un sistema complicado, que se regula desde el cerebro y que los ciclos duran, por norma general, unos 28 días, que unas chicas pueden sentir más molestias que otras, etc, pero que en general, se hace una vida normal.

En definitiva, animo a los padres y madres a hablar de estos temas con sus hijos, como algo normal, sin tapujos y sin sentir vergüenza de hablar abiertamente de algo tan natural como la menstruación.


¿Educan los abuelos?

|
 
¿Educan los abuelos? Es la frase con la que iniciaron la reunión en la guardería de mi hija menor. La directora nos convidaba a reflexionar sobre esa frase, pues cada vez es más constante que los abuelos sean los que llevan y recogen a sus nietos al centro escolar, por no mencionar todo tipo de actividades que comparten con ellos en la vida cotidiana.


La respuesta es clara; por supuesto que los abuelos educan, pero...¿educan como nosotros queremos o educan a su manera? Eso ya es otra cuestión, pero está claro que los abuelos infunden valores a nuestros hijos, la mayoría comparten historias y experiencias con sus nietos de forma enriquecedora y les intentan enseñar en la forma en que creen conveniente, a ser mejores personas.

Muchas veces mimarán a nuestros hijos o les darán caprichos que nosotros no les solemos permitir, pero eso no es malo, los abuelos tienen otro rol en la vida de sus nietos; ellos ya criaron a sus hijos y ahora les toca compartir de una forma más sosegada y tranquila, la crianza de sus nietos.

Muchos padres exigen a los abuelos una dedicación total y absoluta con los nietos, sin embargo a veces se quejan de que no los están educando como ellos quisieran, pero pienso que ahí está el problema; los abuelos no están exclusivamente para educar y criar a sus nietos, sino para compartir con ellos, para guiarles, para darles cariño y enseñarles las cosas de la vida, que con su gran experiencia, seguro les harán grandes aportaciones a sus nietos. Si no nos complace la forma en que cuidan de nuestros hijos, deberíamos dialogar con ellos sobre lo que nos gusta y sobre los límites que nosotros como padres les hemos impuesto, siempre instándoles a respetar esos acuerdos, pero lo que no podemos hacer es exigirles estar ahí cada vez que los necesitemos y luego reprocharles las cosas que no son de nuestro agrado. Hay que entender que pertenecemos a generaciones distintas y cada uno tiene un criterio distinto para educar.

Cada día, cuando recojo a mis hijos en el colegio, veo a muchos abuelos que van a recoger a sus nietos diariamente. Es verdad que la situación hoy día ha cambiado y ambos padres trabajan con un horario difícil para conciliar con la vida personal, pero es que muchos de esos abuelos no sólo están presentes a la hora de la salida, sino que los llevan por la mañana al colegio, los recogen, los llevan a las actividades extra-escolares, les dan la comida, los llevan al parque, incluso hasta van con ellos a los cumpleaños el fin de semana.

Hay veces que me comentan frases como: "qué le vamos a hacer, es por mi hija, la pobre que trabaja mucho...", "hoy me encontraba mal, pero tengo que venir a por mis nietos..." o " a veces me gustaría quedarme en casa y descansar, pero no puedo..." y pienso en los pobres abuelos que también en su día tuvieron que trabajar y sacar sus familias adelante y ahora que deberían descansar y disfrutar de la vida, deben o tienen que cuidar también a sus nietos a tiempo completo.

Por supuesto también existen otro tipo de personas, como los abuelos que se desentienden y no tienen mucho trato con los nietos, o los abuelos (principalmente abuelas) que están encantados con tener a sus nietos las 24 horas, pues quizás les compensan su soledad o les gusta sentirse útiles y en forma para ese nuevo rol. También están los abuelos que por una causa u otra, viven lejos de sus nietos y sienten la nostalgia de compartir con ellos.

En la guardería de mi hija, les van a dedicar el "día de los abuelos", un domingo dedicado a ellos para agradecerles su gran labor.

Hoy escribo este artículo para que los padres reflexionemos sobre el tema y sobretodo tengamos consciencia de el esfuerzo que realizan los queridos abuelos, que deberíamos agradecer y valorar ese tiempo que nos regalan, a nosotros y a nuestros hijos. Y por supuesto, debemos tener en cuenta su situación emocional y fuerza física para no abusar de ellos sino disfrutar y compartir con ellos la educación de nuestros hijos.

Niños de 2 a 3 años

|

La semana que viene mi hija menor cumple 3 años y he querido aprovechar la ocasión para escribir un artículo sobre los niños de esta edad. La verdad es que me parece que fue ayer cuando nació, que apenas balbuceaba y ya mi hija es bastante independiente e incluso quiere tomar sus propias decisiones.


A esta edad, los niños ya han recorrido un largo camino en cuanto al desarrollo de sus destrezas y habilidades y aún le falta mucho por aprender dentro del ámbito psicomotor (coordinación de movimientos y conocimiento de su propio cuerpo), cognitivo (los niños se interesan por conocer y descubrir cosas nuevas y así va construyendo sus conocimientos progresivamente), el ámbito del lenguaje (aprenden a comunicarse y socializar con el entorno) y el ámbito afectivo (vínculos afectivos que establece con las personas de su entorno).

Los niños de 2 a 3 años son muy posesivos. Las palabras "yo" y "mío" son muy frecuentes en su vocabulario. Suelen ser posesivos con sus cosas y les cuesta compartir, sin embargo les encanta participar en diversas actividades con otros niños de su edad. Les gusta imitar a los adultos y representar las mismas acciones.

En cuanto al lenguaje, en esta etapa, los niños ya han aprendido una gran cantidad de palabras que le permiten plantear responder preguntas o mantener una pequeña conversación sobre las cosas que suceden a su alrededor. Irán ampliando su vocabulario progresivamente y aprenderán a elaborar frases cada vez más largas y complejas, por lo que será mucho más fácil para nosotros comprenderles y satisfacer sus necesidades.

Respecto a los juegos, a los niños de 2 a 3 años les encanta imitar a los adultos en tareas simples, como limpiar o vestir a sus muñecos. Les gusta ser independientes, por ejemplo para ir al baño o comer y beber solos. Jugar a la pelota, cantar y bailar, dibujar con muchos colores o disfrazarse, son actividades que les gustan y les ayudan a potenciar el desarrollo de todas sus capacidades.

Los padres podemos estimularlos poniendo a su disposición diferentes materiales y juegos que les motivarán y servirán para que exploren y descubran el mundo que les rodea. Algunos de estos juegos son:

  • Cualquier tipo de vehículo que puedan arrastrar, descargar, etc.
  • Juegos de construcción de plástico o de madera
  • Herramientas para jugar en la tierra, como palas, rastrillos, cubos, etc.
  • Muñecos o cocinitas, que les permitan imitar a los adultos
  • Pelotas, triciclos o cualquier juego al aire libre que les permita desarrollar su psicomotricidad.

Pero sobretodo, hay que darles mucho amor, participar con ellos en las diferentes actividades y enseñarles a compartir y relacionarse con otros niños, ya que a partir de esta edad, ya empiezan el colegio y es un gran paso para ellos. Atrás queda el termino "bebé" para ingresar en el maravilloso mundo de los "niños".

Las actividades extraescolares

|

Recientemente una mamá me hablaba de que su hijo tenía toda toda la semana ocupada con actividades extra-escolares; los lunes y miércoles iba a natación, los martes y jueves a inglés y los viernes a fútbol, además se quedaba en la acogida a primera hora de la mañana y al medio día, también se quedaba en el comedor de la escuela. Evidentemente lo hace porque no le queda otro remedio. Ha conseguido un nuevo trabajo, y tal como están los tiempos, no puede permitirse conciliar su vida laboral con la familiar

Realmente pensé en el niño, en la cantidad de horas que está fuera de casa realizando actividades sin parar y el poco tiempo que le debe quedar para disfrutar de sus padres o simplemente de jugar, cosa tan necesaria para ellos.

Casualmente cayó en mis manos un artículo de Padres y Colegios, una revista muy interesante que habla sobre educación, en el que hacía alusión a este tema, cuestionando si las actividades extraescolares son un complemento educativo o una sobrecarga innecesaria.

Según dicho artículo, 7 de cada 10 alumnos realizan actividades después del colegio y la demanda ha ido aumentando con el tiempo. Nos invitan a reflexionar sobre la causa de ese aumento y nos invitan a preguntarnos si lo hacemos por completar la formación de nuestros hijos o para rellenar el horario y que coincida con nuestro horario laboral.

Pienso que sobretodo, estas actividades debemos elegirlas teniendo en cuenta los gustos y la capacidad de nuestros hijos. No podemos forzarlos a hacer actividades que suplan algún “deseo frustrado” de los padres y hagan lo que nosotros hubiéramos querido hacer. Tampoco deberíamos insistir en que aprendan actividades que van en contra de la forma de ser del niño. Por ejemplo, si no le gusta el deporte, es mejor no obligarlos a que se apunten en fútbol o baloncesto, “para que le surja el instinto deportivo”. Ya llegará el momento en que se interese o quizás nunca lo haga, pero destacará en otros aspectos en los que sí le pueden ayudar otro tipo de actividades.

También existe mucha competitividad. Muchos padres quieren que sus hijos sean lo mejor en todo y arrastran a sus hijos a hacer toda clase de cursos que lo único que consiguen es saturar a los pequeños.

Cuando finalmente tenemos claro que vamos a apuntar a nuestro hijo o hija en alguna actividad, lo primero que hay que plantearse es si queremos que se diviertan o que refuercen sus conocimientos

Una vez planteado, hay que elegir un centro adecuado y una actividad acorde a los gustos y habilidades de nuestros hijos, pero no basta con inscribirlos y olvidarse del tema, ya que una vez iniciado este curso, hay que hacer un seguimiento sobre la evolución y progresos en dichas actividades y estar en contacto con los monitores para saber si finalmente la experiencia es positiva.

Entre las actividades extra-escolares más demandadas, se encuentran los idiomas (principalmente el inglés), natación, deportes en general y teatro. En mi caso, quería apuntar a mi hijo de 5 años en clases de inglés. No por rellenar horarios, ni por que haga algo nuevo, sino porque pienso que es muy importante que hoy en día domine ese idioma y las clases que dan en el colegio me parecen insuficientes, sin embargo a él no le gusta el inglés y me ha pedido que no lo apunte. A pesar de que sé que es importante para él, voy a esperar a que sea un poco más grande y comprenda la importancia de saber inglés para que se lo tome con más ganas. A lo mejor me equivoco, a lo mejor, no. ¿Quién lo sabe?

Los amigos de nuestros hijos

|


Los niños en general, suelen querer relacionarse con otros niños a partir de los 6 meses, que es cuando aprenden a abrirse a los demás. Sus primeras experiencias con los amigos, serán con juguetes o peluches, después con los niños del parque o familiares de la misma edad.

Sobre los 4-5 años, los niños empiezan a definir sus amistades y a socializarse en su entorno, pero hacer amigos no es tan fácil como parece.

Es muy importante en el desarrollo de nuestros hijos, alentarles a hacer amistades y relacionarse con los demás. Un niño que no tiene hermanos o que juega solo todo el tiempo, puede tener problemas a la hora de adaptarse durante su crecimiento. Nuestra estimulación es básica para ellos y debemos fomentar que el niño se relacione con los demás, aunque no debemos forzarlos a que sean amigos del niño o niña que mejor nos caiga a nosotros, sino dejarles escoger sus propias amistades.

En esta edad es normal que los niños quieran estar con niños y las niñas con niñas, pero poco a poco esto irá cambiando. También es bastante habitual que algunos tengan un "amigo imaginario" pero esto es muy normal y no hay que preocuparse por ello. Mi hijo de 5 años, me habla constantemente de su "amigo invisible" y es como una forma de desarrollar su imaginación y creatividad. Hay que seguirle el juego sin caer en el exceso de importancia con este "amigo" de nuestro hijo.

Está claro que la personalidad de nuestros hijos influye en la elección de amistades. Hay niños a los que les cuesta relacionarse con los demás debido a su timidez o simplemente porque le gusta el juego en solitario. Hay algunos que les lleva su tiempo socializarse y hasta que no cogen confianza en determinado ambiente, no se empiezan a abrir. Siempre debemos respetar esa situación y no presionarles porque puede ser contraproducente, pero debemos reforzar su autoestima para darle confianza a nuestro hijo. Es bueno invitar a sus amiguitos a casa, o fomentar la práctica de deportes o apuntarlos en teatro, etc, para que los niños se relacionen con amigos de su edad.

Por otro lado, en los grupos suele existir uno o varios líderes. Hay algunos niños que son muy extrovertidos y asumen el papel de líder en su grupo. Este líder suele estar rodeado de amigos y a veces puede ser muy exigente, por lo que si es el caso de nuestro hijo, debemos explicarle cómo viven las situaciones los demás niños, para que no siempre sea tan exigente y hacerle ver que no va a ser el centro de atención en todas las situaciones, por ejemplo, en casa con los padres.

Es muy importante conocer a los amigos de nuestros hijos, conocer sus actitudes y su forma de pensar y relacionarnos con los otros padres para crear un clima de confianza. Puede pasar que no nos gusten los amigos que nuestro hijo ha elegido, ya sea porque ejercen una mala influencia o porque contradicen los valores que nosotros le intentamos enseñar, pero no por ello debemos criticarlos, sino que es mejor cuestionar las malas acciones que cometen, explicándoles el porqué está mal y animándoles a no seguir ese camino. Está claro que mientras más pequeño sea nuestro hijo, más fácil será nuestra influencia respecto a sus amistades, porque cuando llega la adolescencia, la situación se hace más difícil.

La mejor forma de que nos escuchen, es manteniendo una buena relación familiar y un clima de diálogo y confianza con ellos, para que sigan nuestros consejos y sean menos manipulables por su entorno.