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Arriba y abajo: campaña solidaria

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Desde Educando a nuestros hijos, queremos colaborar en las causas solidarias, por lo que vamos a hacernos eco de una campaña muy interesante, a favor de los niños saharauis. Mr. Garamond, junto a la organización Bubisher, nos hace llegar un proyecto solidario que consiste en conseguir fondos para construir una biblioteca en los campamentos saharauis.
  
La propuesta es muy original, ya que se trata de un libro y aplicaciones para iPhone y iPad, en los que narran cómo es la vida de los niños occidentales y cómo vive el día a día un niño saharaui. Tanto la aplicación como el libro en papel, están escritos en cuatro idiomas (español, inglés, francés y árabe) y se componen de 12 escenas de la vida cotidiana, según la visión particular de un niño occidental y otro saharaui. Los cuentos van destinados a niños y niñas desde los 5 años hasta los 12 y en la versión digital  presentan juegos interactivos, con música y un gran colorido, mientras que la versión de papel, permite la lectura sosegada de imágenes y texto, que invitan a la reflexión y el disfrute de bonitas imágenes, a la vez que se aprenden valores y se descubren otras formas de vida.

 La aplicación para iPhone y iPad cuesta 0.89€ y el libro está disponible en las librerías por 9€. El título en español es “Arriba y abajo” y el autor es Mr Garamond, que bajo el lema “1€=7adobes. Ayúdanos a construir una biblioteca en los campamentos saharauis” se proponen recaudar fondos para crear la biblioteca, además de realizar talleres infantiles en instituciones culturales y librerías.

Invitamos a nuestros lectores a ser solidarios y apoyar a los niños que viven en condiciones difíciles, puesto que su educación es la base para su futuro. Para más información pueden dirigirse a www.mrgaramond.com y www.arribayabajo.org

Chantaje de los hijos

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Nos sorprendería saber que los niños aplican "técnicas de chantaje" con los padres desde la más tierna infancia. Ya desde los 2 o 3 años, cuando empiezan la fase de las pataletas, los niños intentan manipularnos y hacernos ceder empleando gritos y rabietas.

Lo más importante es reconocer por nuestra parte que estamos siendo sometidos a un chantaje e intentar volver a tomar el control de la situación. Evidentemente no es lo mismo un chantaje de un niño de dos años al chantaje de un adolescente. Desde el principio se ha de atajar esta conducta, para que luego no sea demasiado tarde.

Los niños son muy hábiles y saben cuándo utilizar nuestros sentimientos para conseguir algo que desean. Yo lo veo en mi hija pequeña, que ha desarrollado una capacidad de llorar a lágrima viva cuando quiere conseguir algo y a los 5 minutos ya se está riendo a carcajadas.

Los padres debemos analizar la situación y una vez nos damos cuenta de las situaciones que son motivo de chantaje, nos tenemos que poner de acuerdo entre la pareja y la familia para adoptar una actitud firme y estar unidos en las decisiones que se toman. Poco a poco iremos observando cambios positivos en la actitud de los hijos.

La regla de oro cuando un niño nos intenta chantajear, aparte de actuar con firmeza, es no prestarles atención y hacer caso omiso de su rabieta. Cuando tomemos una decisión, el niño debe cumplirla y nosotros no debemos darles mil y una explicaciones, pues con ello mostramos debilidad y al final consiguen tomarnos el pelo, puesto que en ese momento, el niño no está dispuesto a razonar, sino que su objetivo principal es conseguir sus objetivos.

Con ello no queremos decir que se debe abusar de nuestra autoridad. Si bien debemos ser firmes, tampoco tenemos que abusar de nuestra posición de superioridad.

Cuando se pacta algo con los hijos, ese pacto queda establecido y no es bueno estar cuestionándolo todos los días y a todas horas, pues hay niños muy insistentes y podríamos acabar cediendo.

Está claro que se debe tratar a cada niño de acuerdo a su edad y su madurez. Hay que explicarles con el lenguaje adecuado para cada edad, que nosotros hemos tomado una decisión y ellos deben de cumplirla, porque si no lo hacen, tendrán consecuencias y desde luego, si las hemos establecido, debemos ser firmes y cumplirlas. Estas pautas contribuyen a la educación de nuestros hijos y aunque en ese momento ellos no se den cuenta, luego agradecerán haber tenido ciertos límites, pues eso los hará ser mejores personas.

Trato entre hermanos

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¿Hay que tratar a los hermanos por igual? Esta pregunta nos la hacemos algunos padres que tenemos 2 o más hijos, pues siempre tendemos a tratar a nuestros hijos de la misma forma para no crear envidias ni celos, pero lo cierto es que es un error tratar a los hijos por igual.


Cada niño es diferente. Aunque sean hermanos, cada hijo tiene unos gustos, un carácter y unas necesidades diferentes. En mi caso, tengo dos hijos y los dos son completamente diferentes, tanto en carácter, como en gustos y por ello, no pueden ser educados de la misma forma.

Por regla general, los padres dicen que educan a sus hijos igual, sin embargo, esto puede generar conflictos entre los niños. Está claro que a veces es conveniente un trato igualitario, pero en otras ocasiones, será imprescindible diferenciar el trato a cada hermano, según sus necesidades. Mi hijo mayor es tranquilo, le gustan los números, tiene mucha paciencia y se entretiene con cualquier cosa durante mucho tiempo. Mi hija pequeña es más artística, más intranquila y no se concentra ni 5 minutos en una sola cosa. A uno le gusta el chocolate, a otra le gustan los helados. Por poner un ejemplo, si una tarde estamos paseando, no podemos obligar a los dos a que se coman un helado, porque a uno le gusta, pero al otro no; por más igualitarios que intentemos ser, hay situaciones en que debemos diferenciarlos.

No se puede atender por igual a los hijos cuando hay dos o más. Generalmente con el primero aprendemos de nuestros errores e intentamos no repetirlos con el segundo. En mi caso, con el primero tenía más dudas, mas temores y mayor precaución pues me preocupaba cualquier cosa que pudiera pasarle. Con la segunda, todo fue más fluido. Eso no quiere decir que no me preocupara por ella, pero aprendí a no sobreprotegerlos, a confiar más en ellos y darles más autonomía. Tampoco son iguales las necesidades para edades distintas.

Lo que hay que tener claro, es que el objetivo de la educación no es la igualdad entre hermanos, sino intentar darle a nuestros hijos lo mejor para cada uno, teniendo en cuenta su personalidad y sus características particulares. Los niños requieren un trato personalizado y debemos hacerles sentir que son únicos. Es buena idea compartir momentos por separado con cada uno de ellos. Por ejemplo, que el padre se vaya a un partido con su hijo o que la madre se lleve a la niña al parque a jugar e intimar entra las dos. Es necesario compartir ratos con ellos de forma individual y hacerles sentir que les escuchamos y queremos. Si ellos se sienten bien atendidos y queridos, evitarán las comparaciones y los celos con sus hermanos. Lo ideal es estimular las cosas positivas de cada uno e intentar darles la mejor educación siempre teniendo en cuenta sus capacidades, su personalidad y sus debilidades.