Esta web utiliza cookies para obtener datos estadísticos de la navegación de sus usuarios. Si continúas navegando consideramos que aceptas su uso. Más información Cerrar

Mostrando entradas con la etiqueta hábitos alimentarios. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta hábitos alimentarios. Mostrar todas las entradas

Obesidad infantil

|

Desafortunadamente, cada vez es más frecuente ver niños obesos. La obesidad infantil es peligrosa y los padres debemos estar alerta para controlarla a tiempo. Enfermedades como la diabetes, colesterol elevado o presión alta, son algunas de las consecuencias de la obesidad en edades tempranas y a esto se añaden los problemas de autoestima y psicológicos que van a afectar a un niño obeso.



Nosotros como adultos, podemos darnos cuenta si nuestros hijos están con sobrepeso y están llegando al límite para convertirse en niños obesos. Es ahí cuando debemos actuar para evitar que el problema llegue a mayores consecuencias y sea mucho más difícil de corregir. Si no estan seguros si su hijo tiene sobrepeso o ya es obeso/a, consulte a su médico para que mida su masa corporal. El médico le dirá si está por encima de su peso normal y ahí es cuando debe vigilar muy de cerca que no se convierta en obesidad.

¿Cómo podemos ayudar los padres para que nuestros hijos no sean obesos?

Lo primero que debemos hacer es alentar a nuestros hijos a que hagan ejercicio. Por lo menos una hora diaria. Estamos en los tiempos de la comodidad, la tecnología, los niños no salen a la calle y se pasan muchas horas sentados frente a la televisión. Una hora de ejercicio al día, no solo favorece la salud, sino que fomenta la relación entre padres e hijos y puede ser divertido. El fútbol, el baile, correr en el parque o realizar cualquier actividad física les va a hacer desarrollar buenos hábitos que le servirán para toda la vida.

Después hay que vigilar la alimentación. Intentemos que nuestros hijos coman frutas y verduras todos los días. Podemos empezar con pequeños cambios, introduciendo estos alimentos poco a poco en su dieta. Por ejemplo, podemos sustituir los refrescos de cola por zumos naturales o darles una merienda sana (en lugar de un donut, un yogur). Evite las galletas, dulces o la comida procesada, ya que tienen un alto nivel de azúcar y grasa. Si podemos, debemos dar ejemplo y nosotros mismos consumir alimentos sanos delante de ellos y animarlos a preparar platos coloridos y nutritivos con formas divertidas para alentarlos a comer más sano.

Para el desayuno en la escuela, es bueno poner una fruta siempre y un sandwich ligero. Un desayuno equilibrado está compuesto de frutas, cereales, leche e hidratos de carbono. Intenten que todos coman en la mesa, sentados y sin prisas. Si hace falta, despiértelos un poquito antes para que tengan más tiempo y puedan comer relajados.

Intente cocinar utilizando ingredientes frescos en lugar de comida ya preparada y procesada. Como madre, ya sé que es difícil pues no alcanza el tiempo para todo, ya que los tiempos han cambiado y ambos padres suelen trabajar fuera de casa, pero hay que intentar hacer un esfuerzo por la salud de nuestros hijos. 

Acostúmbrese a leer las etiquetas de los alimentos que vaya a comprar, evitando las grasas y el azúcar. Sustituya las patatas fritas por frutos secos, los refrescos por agua o jugos, el helado por yogur. Intente darles a probar una verdura diferente cada semana, hasta que se habitúen a tomarla.

Evitar que nuestro hijo sea obeso, es un esfuerzo que debe hacer toda la familia en conjunto. Hay que intentar comer todos juntos en la mesa, sentados sin distracciones, ni teléfonos ni televisión, disfrutando de una comida sana y una conversación en familia. 

El deporte y la buena alimentación, deben formar parte de nuestra vida cotidiana. Recuerde que la obesidad no aparece de golpe. Es un proceso que lleva tiempo. En nuestras manos está el pararla a tiempo.

Para más información, lea nuestro artículo anterior : Jóvenes y alimentación saludable




Jóvenes y alimentación saludable

|

Muchas veces los padres hablamos delante de los hijos sobre lo "gordos" que estamos o la dieta que debemos empezar, sin pararnos a pensar en la reacción que pueden ocasionar estos temas en los niños. 

Hay que pensar que los adolescentes son muy sensibles con su peso corporal, pues la sociedad les ha metido en la cabeza que no hay nada como estar delgada/o y tener un cuerpo 10. Si los padres le damos demasiada importancia a ese tema, podemos cambiar de forma inconsciente la forma de pensar de nuestros hijos, haciéndoles plantearse cosas en las que antes no pensaban.



Quizás nuestros hijos nunca habían escuchado la palabra "sobrepeso" o "dieta" hasta que lo escuchan de los mayores. Entonces se empiezan a interesar y cambian su percepción respecto a los demás. Es importante que desde pequeños les enseñemos que hay gente con diferentes tallas y formas y que lo importante es mantener un peso saludable y alimentarse de forma variada y nutritiva. Tan malo es el sobrepeso como estar por debajo del peso adecuado. Los niños necesitan alimentarse de forma correcta para crecer y desarrollarse. Si usted nota que su hijo está por debajo o por encima del peso adecuado, es aconsejable consultar un especialista en nutrición.

Debemos evitar hablar de "comida mala" y "comida buena", sino de comida sana e insana e intentar aclarar a nuestros hijos por qué un tipo de comida cae en una de esas categorías.

Las comidas sanas son aquellas que nos aportan vitaminas, minerales y otros nutrientes que nuestro cuerpo necesita para crecer adecuadamente, como las frutas y verduras, la proteína de la carne blanca como el pollo, pavo o pescado, productos lácteos como el yogurt o el queso, aceite de oliva, aguacate o frutos secos, etc.

La comida insana es aquella que no nos proporciona casi ningún nutriente y contiene grasas saturadas, como las frituras, pasteles, helados, bebida gaseosas, etc. Estos alimentos deberíamos dárselos a nuestros hijos de forma esporádica.

Comer en familia favorece una buena alimentación y además es ideal para la comunicación entre los miembros de la familia. Se debe establecer una buena relación entre los niños y los alimentos y enseñarle a que disfruten todo tipo de alimentos sanos.

Una buena idea es incitar a los niños a que preparen los platos con los padres. Hacer comidas coloridas o cortar las verduras de forma divertida puede ser un aliciente para los niños.

Evite forzar a su hijo a que se termine todo el plato, pero ínstele a probar los alimentos que se le ofrecen. Por lo menos dos mordiscos de cada cosa, para que se lleven el sabor de los diferentes alimentos.

Nunca castigue a su hijo por no comer o por comer demasiado, pues esto le puede llevar a tener sensaciones negativas sobre la comida. Es mejor enfocarse en darles de comer alimentos de todos los grupos, tres comidas diarias y dos meriendas. No debemos prohibirles terminantemente que coman comida basura, pero sí enseñarles a controlar lo que comen y a elegir la comida sabiamente. Si les hacemos saber a nuestros hijos la importancia de comer sano y mantener un peso adecuado, les ayudaremos a ser personas saludables y fuertes.


Hábitos alimenticios en niños

|

La alimentación es fundamental para el desarrollo y crecimiento de nuestros hijos, ya que influye en su salud y en su rendimiento intelectual.

No existe ningún alimento que contenga todos los nutrientes necesarios, por lo cual es imprescindible incluir en su dieta los alimentos de todos los grupos con la finalidad de aportarles todos los nutrientes necesarios.



Debemos servirle raciones adecuadas para su edad y según su necesidad energética. No sirve de nada llenarles el plato, pues sólo hará que el niño se sienta abrumado ante tanta cantidad de comida.

Es bueno motivarlos para que ayuden en la preparación de la mesa y en la elaboración de algunos platos simples. Es una forma de interactuar con ellos y a la vez, vayan conociendo los diferentes alimentos de nuestra dieta.

Como hemos comentado en otros artículos, se debe desayunar bien diariamente, sin prisas y con un desayuno completo que les de energía para el día.

Hay que establecer unos horarios de comidas y mantenernos firmes antes estos horarios.

Si no quieren comer, no debemos enfadarnos. Lo mejor es retirarles el plato después de un tiempo prudencial y no ofrecerles ninguna otra alternativa.

Estimularlos para que aprendan a utilizar los cubiertos correctamente.

No debemos premiarlos con chucherías ni dulces cuando hacen una buena acción.

No debemos comer viendo la televisión y debemos intentar que la hora de la comida sea un momento tranquilo y agradable para compartir en familia.

Por último, debemos establecer unas normas de conducta en la mesa y poco a poco ir introduciendo otras progresivamente velando por el cumplimiento de toda la familia y sobretodo, los padres debemos predicar con el ejemplo.