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Vacaciones sin niños

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El otro día leí un artículo que afirmaba que un tercio de los padres preferiría hacer sus vacaciones sin los niños. Por un lado pienso que es normal que los padres quieran tener un poco de intimidad para su vida en pareja y que a veces el viajar con niños nos limita el abanico de posibilidades para unas vacaciones exóticas o diferentes, pero por otro lado, pienso que uno de los pocos momentos que tenemos al año para disfrutar de la familia, compartir con nuestros hijos, aprender nuevas experiencias, etc, es en las vacaciones de verano, y si tenemos la posibilidad de compartir estos momentos con ellos, deberíamos aprovecharlos, porque luego ellos abandonarán el nido y desearemos haber compartido más con ellos en su momento.


Hay hoteles, restaurantes y cada vez un mayor número de establecimientos en las que los niños "están prohibidos". Recuerdo una vez que buscaba alojamiento en un país de América y había una cantidad significativa de hoteles que colgaban sus carteles "NIÑOS NO". Incluso existen líneas aéreas que empiezan a plantearse trayectos largos sin niños.

Es una realidad que a muchas personas les molestan los niños y preferirían estar más tranquilos en sus vuelos o cenando en un restaurante, pero yo creo que más que molestarles los niños, lo que les molesta en realidad son los niños maleducados. Nos corresponde a los padres educar a nuestros hijos para que sepan comportarse en lugares públicos. Considero que es perfectamente compatible ir a comer con los niños a un restaurante sin molestar a los demás comensales. Es verdad que hay niños muy inquietos o que algún día pueden tener una pataleta en público, pero eso no es motivo para privarnos de realizar ciertas actividades con ellos, simplemente, vuelvo a recalcar, debemos educarlos, intentar hacerles comprender que hay sitios en los que deben comportarse adecuadamente y así podremos compartir con ellos la deliciosa experiencia de viajar y descubrir nuevas culturas.

Cuéntame un cuento

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Los cuentos son una fuente inagotable de recursos para educar y enseñar a nuestros hijos y tienen un valor muy importante durante la etapa infantil porque además de contribuir al desarrollo de sus capacidades en los diferentes ámbitos, también favorecen el desarrollo cognitivo y de la lógica infantil.

Los niños quieren saber y descubrir cosas nuevas. Podemos valernos de los cuentos para explicar situaciones en los que ellos se vean reflejados, o enseñarles los diferentes valores o moralejas, a la vez que se divierten y echan a volar su imaginación.

Si les leemos un cuento cada día, estaremos estimulando su capacidad de expresión y además enriquecemos su vocabulario. Si el niño o niña es muy pequeño, es muy probable que también sientan curiosidad por aprender las letras, que ellos ven como signos indescifrables.

También podemos inventarnos cuentos con diferentes personajes que se enfrentan a problemas de la vida real y a la vez enseñarles a resolver algunos de los conflictos con los que se enfrentarán a lo largo de sus vidas, intentando darles soluciones positivas mientras les transmitimos seguridad a través del cuento.

Para los niños, escuchar un cuento, también es un gran momento para captar su atención. En ese momento, ellos sienten la emoción de las historias y la comparten en silencio, esperando ver cómo se desarrolla el final.

Es muy importante darles ejemplo, que nos vean leer e incitarles a que ellos adquieran hábitos lectores y poco a poco lo tomen como algo habitual. Una buena idea es llevarlos a la biblioteca y enseñarle los diferentes tipos de cuentos para su edad y allí pueden desarrollar el gusto por la lectura y adquirir el hábito.

A los 3 años ya se puede puede empezar a contarles cuentos no demasiado largos y con historias sencillas, pues todavía su capacidad de atención no está desarrollada del todo. Debemos intentar no introducir elementos de miedo o inquietud ni ponerle demasiados personajes al cuento, para que lo pueda seguir con facilidad.

Sobre los 4 años, los niños tienen una imaginación y fantasía desbordante, por lo cual, es adecuado contarles historias de personajes fantásticos, objetos extraños que hablan o ciudades encantadas.

Sin embargo, a partir de los 5 años, el niño ya prefiere historias con mayor realismo, por lo que es mejor introducir personajes reales, niños con los que pueda identificarse y es un buen momento para introducir valores, ampliar la duración de los cuentos y el vocabulario, intentando no cansarlos demasiado.

En próximos artículos, hablaremos sobre los diferentes tipos de cuentos y los más adecuados para cada edad.

Las buenas palabras

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No es muy común escuchar en los niños hoy en día las palabras "Buenos días", "por favor" o "gracias" en su vocabulario cotidiano. Al menos en el entorno de mi hijo de 5 años, es raro oirlos utilizar estas palabras en su vocabulario habitual. 


En mi caso, intento inculcarles a mis hijos de 5 y 3 años, estas normas de educación que son básicas. No quiero presumir de que mis hijos son los mejores educados, porque no lo son y porque cada vez tengo que recordarles con la típica frase..."¿Cómo se dice? para que ellos contesten: "Graciaaaas", pero pienso que a base de constancia e insistencia, lograré que en algún momento de sus vidas lo digan como algo natural.

Y como yo, muchos padres harán lo mismo, pero muchos otros se piensan que la educación es tarea del centro escolar, como si la cosa no fuera con ellos. "Bastante pago para que los eduquen en el colegio"...he oído decir en algún momento. Me parece increíble que aún hoy en día, muchos padres releguen la educación de sus hijos a un segundo plano. Nosotros los padres somos su ejemplo a seguir y ellos repetirán lo que nos vean hacer y decir.

En una reunión con la profesora de mi hijo, me contaba una anécdota en la que un niño de su clase (de 5 años de edad), no podía decir una frase completa si incluir palabrotas en ella. Al final del curso, la maestra habló con la madre y le dijo: "Ay mamá, ¿cómo podríamos hacer para evitar que tu hijo hable con ese vocabulario?", y la madre le contestó: "¡Pues no lo sé, porque el muy cabrón, en casa no hace eso!" Sólo con esa frase, la profesora pudo ver el ejemplo que el niño tenía en casa.

Para evitar estas situaciones, debemos explicarles a los niños que esas palabras son irrespetuosas, que ofenden y no son agradables. Lo que no debemos hacer es reírnos cuando dicen palabrotas ni darle excesiva importancia, para que vean que no causan ningún efecto y poco a poco se olviden.

Hay situaciones en la que a los padres se nos escapan algunas de estas palabras delante de nuestros hijos y es completamente normal, porque a veces hay situaciones en la que nos sale de forma natural, pero esa forma de hablar no debe ser habitual y nosotros somos los primeros que debemos intentar evitarlas y además enseñarles las palabras de agradecimiento y de cortesía que tan necesarias son hoy en día en los jóvenes. 

La familia es la base de la educación y nuestro compromiso es educarles de la mejor manera posible para que en el futuro sean mejores personas.