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Aprender a aceptar a la nueva pareja de papá o mamá

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Soy hija de padres separados y ambos volvieron a casarse en segundas nupcias cuando empezaba mi adolescencia, aportando una nueva hermana al hogar familiar. Por mi propia experiencia, reconozco que es una etapa difícil en la que todos los miembros de la familia deben concentrar todas sus energías en construir una relación positiva desde el principio para que las cosas funcionen.



Hace unos días cayó en mis manos un artículo de la revista Ser Padres en la que hablaba de este tema y me pareció interesante compartirlo. En dicho artículo, llamaba a este tipo de familias, las "familias reconstituidas" y decían que cada vez es mayor el número de hogares en los que existen nuevas parejas con otros niños, ya sea por divorcios, fallecimiento u otras causas.

Tanto para los hijos como para los padrastros o madrastras (a mi nunca me ha gustado esa palabra, por la connotación negativa que conlleva) se crea una situación en la que se ha de tener mucha paciencia e intentar construir una relación como si fuera una amistad, tanto por parte de los niños como los adultos. No existe una fórmula perfecta y quizás es posible que haya rechazo por parte de los hijastros a la nueva pareja, ya que lo consideran un intruso/a, porque desde el punto de vista de los niños, es el fin a cualquier esperanza de que sus padres vuelvan a unirse. Por ello es normal que le cueste la aceptación de la nueva pareja, porque lo ven como alguien que le quita el puesto a su padre o madre biológico.

Es recomendable cuando la pareja tiene hijos de una relación anterior y decide dar un paso adelante para formar un nuevo hogar, establecer unas normas de conducta y consensuarlas de forma que valgan para todos y sobretodo hablar antes con los hijos de forma honesta y sincera para prepararlos ante la nueva situación. La autoridad principal la deben ejercer los padres biológicos, si bien, se debe respaldar a la nueva pareja cuando ésta toma la iniciativa en las órdenes o amonestaciones. Generalmente los hijastros no aceptan la autoridad de la nueva persona que entra en el hogar hasta que han establecido una especie de amistad y eso lleva su tiempo. Es muy importante la complicidad en la pareja y la unidad en cuanto a criterios para llevar la relación en armonía.

Para poder fortalecer las relaciones entre hijastros y padrastros o madrastras, es necesario tiempo, esfuerzo y cuidado. Sería adecuado tener algún proyecto en común con los hijos de la pareja para fortalecer lazos e ir conociéndose poco a poco.

Sobretodo no hay que hablar mal de la ex pareja (del padre o madre biológicos de los hijos) ni manifestar sentimientos de odio en su contra. Hay que dejar las diferencias a un lado por el bien de los hijos y por su bienestar. Los niños necesitan el contacto con ambos padres para mantener su autoestima y construir su identidad. Hay que dejarles claro que la nueva pareja no sustituirá nunca a sus padres biológicos y no es una buena idea animarles a llamarle "papá o mamá" a la nueva pareja, porque los niños pueden confundir los roles y sentirse confundidos .

Cuando ambos miembros de la pareja tienen hijos de una relación anterior, es más fácil que surjan problemas en la convivencia. Hay que dejarles su tiempo para aceptar al hermano/a impuesto e intentar crear un espacio para cada uno en el hogar, en la medida que sea posible. Los que ya vivían en el hogar, pueden sentirse "invadidos" por una nueva persona que no conocen y por el contrario, el niño que viene, necesita crear su espacio para sentirse a gusto en el nuevo hogar. Si los hijos de las parejas anteriores se ven forzados a compartir la misma habitación, sería ideal negociar la distribución y darle a cada uno su espacio, siempre respetando la privacidad de cada uno.

En fin, cada familia es diferente y pueden darse diversas situaciones, pero aquí os dejamos algunas pautas interesantes que nos pueden ayudar a la convivencia:

Tener consciencia del pasado de cada uno y de la realidad de sus circunstancias. No pretender sustituir al padre o madre biológico.

Hacerse respetar y respetar a los demás, definiendo el papel de cada miembro en la familia y dejar establecidas las normas de convivencia básicas.

Mantener las relaciones entre los padres biológicos y sus hijos. Hacer actividades a solas con ellos y mantener la atención hacia ellos, sin dejarlos de lado por atender a la nueva pareja.

Si fuera posible, lo ideal sería ir a vivir a un nuevo hogar, donde nadie se sienta como intruso ni hayan recuerdos del hogar anterior.

Nunca hablar de forma negativa de los "ex" delante de los hijos e intentar mantener una relación de cordialidad en la medida de lo posible.

Sobretodo tener paciencia, comprensión y mucho amor para esta nueva etapa que se avecina.

Queremos ofrecer algunos libros interesantes que hablan sobre el tema de hijos de padres separados que tienen una nueva pareja.

La televisión y los niños

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Es cierto que los padres fuimos niños y disfrutábamos muchísimo la televisión, pero hoy en día, muchos niños se pasan un montón de horas frente a la televisión y es nuestro deber controlar el uso de este medio, debido a que los programas televisivos influyen muchísimo en los valores y la percepción del mundo de nuestros hijos.



Si bien la televisión nos trae información, emoción y nos acompaña, a veces nos ocupa demasiado tiempo. Teniendo en cuenta que la programación para los niños a veces es escasa o trae contenidos violentos o de poco contenido cultural, los padres debemos tener cuidado con el consumo televisivo. 

Los niños que ven mucho la televisión, tienden a identificarse con los personajes ficticios que ven, ya sean de las series o los dibujos animados y a veces imitan sus modales, palabras, gestos o vestimentas que a menudo son de mala calidad. También es frecuente que los niños muy impresionables, se dejen llevar y expresen la agresividad de los personajes que ven en la televisión o tengan pesadillas por la noche.

La televisión en sí no es mala, pero los padres podemos ayudar a nuestros hijos a que vean la televisión de forma positiva y establecer normas para evitar la aparición de problemas derivados de un número excesivo de horas frente al televisor. Entre las consecuencias de permanecer muchas horas viendo la televisión está la adopción de malas posturas corporales (los niños acostumbran a verla mal sentados desde el sofá o la silla), fomenta el consumismo, ya que presenta los bienes materiales como valores supremos, induce al individualismo, produce cansancio visual, disminuye el tiempo de nuestros hijos en actividades mucho más importante como el deporte, la lectura, el juego o el ejercicio físico. Es cierto que la televisión tiene programas educativos y lúdicos, por lo que puede desempeñar un papel importante en la vida de nuestros hijos y que los niños vean un rato la televisión no es un delito, además debemos reconocer que la televisión es una realidad cotidiana que no puede ser suprimida porque forma parte de un mundo que los niños deben conocer.

He aquí algunas pautas para que la televisión sea un entretenimiento y una forma educativa de disfrutar de ella:

Deberíamos decidir o pactar el tiempo que los niños dedican a ver la televisión. Una hora diaria o dos los fines de semana sería lo ideal, sin embargo debemos esperar a que finalice el programa que están viendo para apagarla. Los adultos que acompañan al niño deberían predicar con el ejemplo y también limitar su tiempo frente al televisor cuando estén con ellos.

Debemos seleccionar los programas convenientes para nuestros hijos y conocer la programación, además de intentar acompañarles compartiendo sus inquietudes y enseñándoles a desarrollar su sentido crítico.

Debemos intentar que la televisión esté apagada la mayor parte del día y no permitir que la vida familiar gire en torno a la pequeña pantalla. La televisión no puede convertirse en el principal acompañante en el proceso de crianza.

También es recomendable intentar enseñarle a nuestros hijos películas clásicas infantiles o programas educativos y no permitir que ellos tengan el control sobre lo que se ve en casa.

Los padres debemos proporcionar alternativas a nuestros hijos, no sustituir nuestra ausencia con la televisión. Debemos compartir con ellos más juegos, más actividades al aire libre, paseos, visitas a museos, al circo, al cine o practicar deportes que también nos divierten y nos entretienen.

Por último quiero recordar que es imposible que nuestros hijos utilicen la televisión de forma adecuada si nosotros no damos el ejemplo y lo primero que hacemos cuando llegamos a casa, es encender el televisor.


Niños entre 3 y 4 años de edad

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Los niños entre 3 y 4 años ya dejan de ser bebés y pasan a ser niños con más conocimientos, habilidades e interacciones con los demás. Los niños de esta edad ya empiezan a formar frases entre 3 y 5 palabras en la primera fase, luego aprenden a plantear preguntas y hacen servir un vocabulario de unas 1000 palabras aproximadamente. Es normal que establezcan monólogos y hablen para sí mismos y aunque saben comunicar sus necesidades, todavía les cuesta establecer un diálogo.


En cuanto a sus habilidades motrices, los niños entre 3 y 4 años ya deben ser capaces de lavarse las manos ellos solos, pedalear un triciclo o pasar las páginas de un cuento con facilidad. Generalmente a esta edad permanecen quietos o haciendo la misma actividad durante un largo rato. Sobre los 4 años ya tienen más control sobre sus músculos y sus movimientos y tendrán habilidad para usar las tijeras y realizar figuras geométricas, así como aprender a reconocer las letras en mayúsculas.

Es importante a esta edad tener una buena higiene dental, los niños entre 3 y 4 años deben cepillarse los dientes solos y tener una buena higiene corporal. Podemos hacer que el cepillado sea como un juego divertido y una forma de imitar a los adultos. A los 3 años se completa la primera dentición, por ello es recomendable hacer una visita al dentista por lo menos una vez al año. Hemos de insistir en que no adopten malos vicios posturales, evitar el exceso de ruido producido por la televisión y acostumbrarlos a que se laven las manos con agua y jabón siempre que lleguen de la calle.

En cuanto al sueño, los niños de esta edad ya deben dormir solos y necesitan dormir entre 11 y 12 horas. Es importante mantener un horario y explicarles que necesitan descansar para recuperarse de la actividad diaria y no estar cansados al día siguiente. En esta etapa ya deben haber dejado el pañal de día y muchos niños también habrán dejado el pañal nocturno, aunque éste es normal también dejarlo entre los 4 y los 6 años.

Entre los 3 y 4 años es bueno fomentar la actividad física y estimularlos a hacer más deporte y ver menos televisión. El niño debe hacer ejercicio físico por lo que podemos buscarle una actividad con la que se divierta y aprenda. Es mejor una actividad al aire libre para que respire aire fresco y comparta con otros niños. Si podemos, es una buena opción apuntarlos a actividades extraescolares, pero siempre dentro de un límite, sin exagerar el tiempo que les dedica a éstas, siempre y cuando el niño disfrute con ellas.

Sobre la alimentación, cuando los niños tienen entre 3 y 4 años de edad deben adquirir una buena base para conseguir buenos hábitos alimenticios. Establecer horarios, hacer un buen desayuno, servirles raciones apropiadas a su edad, comer en familia y estabalecer normas sencillas de comportamiento a la hora de comer, haran que el niño se acostumbre a comer de forma saludable. Una alimentación adecuada y saludable significa comer de todo y en proporciones adecuadas.

En cuanto a la seguridad, es frecuente que los niños de esta edad sufran accidentes como caídas, quemaduras o ingestión de productos tóxicos. Nuestro deber es proporcionarles un entorno seguro y eliminar riesgos tanto como nos sea posible.

Para que un niño crezca feliz y sano, necesita encontrar en su familia el apoyo y el amor incondicional que ayudan a construir las bases de su personalidad. Debemos reforzar los vínculos familiares y estar más tiempo con ellos o por lo menos, que ese tiempo que compartimos sea tiempo de calidad.