En otras ocasiones hemos hablado sobre la
importancia de los límites y la disciplina. Esta vez vamos a enfocar
el tema desde el punto de vista de los adolescentes.
Es muy importante fijar límites a los adolescentes, porque con ellos les ayudamos a que sean conscientes de hasta dónde pueden llegar en sus actuaciones, los límites que les marcamos los padres les dan seguridad y confianza ya que serán capaces de percibir la línea que no deben cruzar y tendrán una orientación sobre cómo deben comportarse.
Si el adolescente no encuentra límites
en la familia, seguramente las buscará fuera de ella, entre su grupo
de amigos o con los compañeros de la escuela y eso puede ser
perjudicial, ya que el adolescente correrá el riesgo de toparse con
algún líder e identificarse con él o seguir sus directrices.
No se trata de ser tiranos con ellos ni
imponerse a las malas, sino de razonar y enseñarles el arte de la
negociación. Debemos razonar con el adolescente y explicarles el
porqué las imposiciones que le ponemos (sin dar demasiadas
explicaciones) pero dándoles una razón lógica. El adolescente no
aceptará un NO a secas y ello hará que sea más rebelde con las
normas impuestas. Sería bueno que escucháramos su opinión y no
seamos intransigentes con ellos, ya que eso facilitará la
comunicación entre padres y adolescentes.
Estos límites y normas les prepararán
para enfrentarse al futuro y para hacerles comprender que en la vida
tendrán que renunciar a muchas cosas que desean y enfrentarse a una
sociedad llena de normas que se deben respetar.
A veces los padres pensamos que los
adolescentes son capaces y los suficientemente maduros para tomar
ciertas decisiones, sin embargo no nos podemos imaginar lo mucho que
agradecen que los adultos les ayudemos a tomar esas decisiones,
sobretodo aquellas que tienen gran trascendencia en su vida. Es muy
importante preparar a los adolescentes para que sepan cómo actuar
con anticipación si se encuentra en una situación difícil, por
ello debemos orientarles desde la pre-adolescencia sobre los temas en
los que pueden verse implicados, como la sexualidad, las drogas o el
alcohol.
No olvidemos que cuando imponemos
ciertos límites, estamos educando a nuestros hijos. Los padres somos
un modelo de conducta y referencia para nuestros hijos. Estos límites
se deben aplicar sobre las cosas importantes y debemos ser firmes en
ellos siempre respetando los derechos de todos los miembros de la
familia.