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Decálogo emocional

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En la reunión del colegio de mis hijos, nos dieron un decálogo emocional para aplicarlo en nuestra relación con los hijos y me gustaría compartirlo en este blog. Nos indica lo que debemos hacer los padres a nivel emocional:


1. Preguntar a nuestros hijos como se sienten en diferentes estados emotivos.

No sólo debemos preguntarles, "¿qué tal el colegio hoy? o ¿qué has hecho?, sino ir más allá y animarles a que nos expliquen cómo se sienten, cuál es su estado de ánimo, etc.

2. Fomentar que expresen sus emociones y sentimientos.

Los padres debemos ayudarles a que sepan cómo expresar sus sentimientos, sus dudas y sus emociones, para que fortalezcan su seguridad y autoestima.

3. Aceptar los sentimientos de nuestros hijos y valorarlos. Hacer que se sientan normales (legitimizar sus emociones).

4. Darle nombre a sus emociones y sentimientos.

5. Educar en las necesidades, no en los deseos. Esto es muy importante, los padres debemos priorizar las necesidades de nuestros hijos, pero no ceder a los caprichos y deseos cada vez que nos pidan algo.

6. Ofrecerles nuestro apoyo afectivo y ayudarles a explorar las diversas estrategias para resolver los problemas de tipo emocional.

7. Explicarles como nos sentimos nosotros. Contarles cómo nos ha ido en el trabajo, lo que hemos hecho, etc. tener una conversación agradable con ellos y dialogar en un buen ambiente. Sobretodo escuchar lo que dicen y prestarles la atención que merecen.

8. Dar ejemplo de auto regulación emocional cuando vivamos situaciones negativas, es decir, dar ejemplo ante situaciones conflictivas, saber comportarnos delante de ellos y reaccionar con paciencia y dominio de uno mismo cuando estamos enfadados.

9. Dialogar en caso de conflicto. Para ello debemos utilizar las siguientes preguntas: ¿Qué ha pasado?, ¿Qué crees que se puede hacer?, ¿Que hacemos? y poner en práctica todo lo decidido.

10. Decirles a nuestros hijos que los queremos. No dar por hecho que ellos lo saben, dino decírselo cada vez que lo sintamos, porque siempre es agradable escucharlo y sentirse querido.

Bueno, espero que este decálogo hay sido útil y nos haga reflexionar como padres.

Educación vial para niños

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La Fundación Mapfre nos propone unas páginas interesantes para enseñar educación vial a nuestros hijos. Es muy importante enseñarles desde pequeños algunas cosas, como por ejemplo que deben mirar una y otra vez antes de cruzar la calle o a respetar y comprender para que sirven las señales de tráfico.

Una forma lúdica y divertida de transmitirles a nuestros hijos esta información, es lo que propone la Fundación a través de sus páginas creadas para los más pequeños.



Hay una página de educación vial para niños de 3 a 5 años, en la que se pueden ver vídeos explicativos sobre las señales de tráfico, donde un simpático personaje llamado "Jota Jota" nos explica varios episodios de educación vial. A los niños les va a encantar. También hay juegos online y actividades para colorear las imágenes de las señales de tráfico, hacer tests o leer cuentos relacionados con la educación vial. Esta página la puedes ver pulsando aquí.


Para los niños más mayores, también existe una página (Niños y seguridad vial) dedicada a ellos con mayor contenido y propuestas muy interesantes sobre lecturas y actividades relacionadas con la educación vial. También hay varios juegos y vídeos sobre señales de tráfico muy divertidos para niños de 6 a 11 años. Las diferentes actividades se componen de temas muy importantes para que los niños aprendan con diferentes tests tanto si circulan en la calle con bicicleta o patines, como si van en coche o son peatones.

También nosotros queremos proponer lecturas interesantes sobre educación vial para niños:

Enseñarles educación vial es importante para su seguridad y nuestra mayor tranquilidad. Desde Educando a nuestros hijos, felicitamos a Mapfre por esta iniciativa, donde los niños aprenden de la forma más divertida.


Disciplina por edades

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Es muy importante enseñar una disciplina eficaz a nuestros hijos, para que sean personas adaptadas, con objetivos y metas que cumplir y para que aprendan a tener auto-control en sus vidas.


¿Cómo es posible enseñarles esta disciplina?

Pues comunicándonos con ellos, siendo constantes y firmes en nuestras decisiones, siempre adaptándonos a su edad y su nivel de desarrollo.

Nos comunicamos con nuestros hijos cuando les escuchamos con respeto, sin interrumpirles lo que tienen que decirnos y aceptando sus sentimientos. Debemos ser coherentes con nuestros gestos al hablar, pues podemos transmitir mensajes contradictorios y ser claros y precisos al transmitir nuestro mensaje, siempre adaptado a la edad de nuestros hijos. Es conveniente elegir el momento y lugar adecuado y clarificarnos primero antes de transmitir nuestro mensaje.

Ser constantes significa mantenernos firmes en nuestras decisiones, aplicando las consecuencias establecidas. No podemos regañar a nuestros hijos y olvidar enseguida las consecuencias de ese regaño, porque entonces no servirá de nada regañarlos en las próximas ocasiones. Si somos constantes, ellos tendrán más seguridad y serán más responsables de sus acciones.

En cuanto a la edad y el nivel de desarrollo, no es lo mismo, ni siempre coincide. El nivel de desarrollo se refiere al grado de madurez alcanzado, mientras que la edad cronológica se refiere a los años cumplidos. Existen algunos métodos de disciplina según el rango de edad.

Edad de 0 a 2 años:

 Es importante en esta etapa, empezar a expresarnos con palabras a los niños sobre nuestras expectativas y sentimientos hacia ellos, de esta forma nos preparamos para una disciplina basada en el diálogo. Podemos estimular el comportamiento positivo, darle libertad de acción al niño, pero siempre controlando la situación cuando hay peligro.

Edad de 3 a 5 años:

En esta etapa debemos fomentar la iniciativa y además permitir que el niño tenga diferentes opciones y conozca las consecuencias de sus actos. Éstas consecuencias deben ser fáciles de cumplir y debemos ser consistentes en su aplicación. Los niños de esta edad se identifican son los objetos que le pertenecen y por ejemplo, si decidimos privarle de alguno de sus juguetes, debe ser por muy corto tiempo. Es muy probable en esta etapa que los niños no reaccionen como esperamos los adultos. Si esto nos causa descontrol, es preferible aislarnos momentáneamente hasta que el niño recupere su auto-control. Si no se puede ignorar la conducta del niño, lo mejor es aislarlo en una habitación (por un período muy corto) para que reflexione y recupere la calma, no como castigo.

Edad de 6-11 años:

Los padres somos responsables de transmitir a nuestros hijos responsabilidades, de inculcarle valores y estimular la valoración de sí mismo, de sus cualidades y aptitudes para que tenga confianza en su propia persona. De esta forma facilitamos la integración del niño a su medio. En esta etapa es importante establecer horarios (de sueño, comidas, juegos, etc), definir con el niño cuáles son sus responsabilidades, así como las consecuencias si estas no se cumplen.


Edad adolescente de 12-18 años:

Durante esta etapa ocurren muchos cambios en la vida de nuestros hijos, cambios físicos, mentales, hormonales, etc, debido a que el joven está dejando la niñez para convertirse en un adulto.


Muchos adolescentes están deseando ser independientes para asumir responsabilidades o decisiones para las que no están preparados. Si hemos trabajado bien la disciplina en las etapas anteriores, si hemos tenido una buena dosis de comunicación, respeto mutuo y claridad de límites, esta etapa se presentará mucho más fácil y será más fácil llegar a un acuerdo con ellos sobre sus necesidades y las nuevas reglas del juego.

Si no ha sido así, lo ideal sería reconocer de nuevo a nuestros hijos y delimitar en qué etapa se encuentra para que se convierta en una persona con reglas definidas, metas establecidas, que comprende y respeta a sus padres.

Es necesario empezar desde la primera infancia a impartir una disciplina eficaz y no se trata de castigar a nuestros hijos constantemente, sino de establecer lazos de amor, comunicación y respeto mutuo para una buena educación.