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¿De dónde vienen los niños?

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Muchas veces nuestros hijos, cuando empiezan a ser un poco más conscientes, nos han preguntado ¿De dónde vienen los niños? Más de un padre no ha sabido responder o se sonroja con la pregunta.

Antes escuchábamos respuestas como "los trae una cigueña de París", o "el papá pone una semillita en la mamá y ésta crece..." pero no nos daban demasiados detalles o simplemente pasaban a otro tema sin dar explicación alguna.

El otro día me llegó un email que me hizo mucha gracia, porque hablaba de un libro alemán que había desatado la polémica, por la manera explícita en que explicaba a los pequeños (con ilustraciones y texto) de dónde vienen los niños. En el libro hablan de vaginas, escrotos y espermatozoides con total naturalidad y por supuesto, hay gente en contra y a favor.

Imágenes del polémico libro alemán

Hay que pensar que los niños quieren saber muchas cosas y mientras más honestas y sencillas sean nuestras respuestas, mejor lo comprenderán. Hay que hablarles no sólo del acto sexual, sino del afecto, del amor y el respeto con un vocabulario que ellos puedan comprender.

Se pueden utilizar términos comunes en la familia o científicos, sin necesidad de caer en lo vulgar y enseñarles que el sexo no es practicado sólo con fines reproductivos, sino también por placer y que existen formas de disfrutarlo con alegría y responsabilidad.

No hay que temer a su curiosidad. Cada cual explica a sus hijos los temas sexuales de la manera que creen más conveniente, pero una buena educación sexual desde pequeños, contribuirá a que nuestros hijos disfruten mejor de la vida y los protegerá de riesgos y errores que puedan tener.

Juegos de niños

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Como hemos comentado algunas veces, una de las grandes necesidades de los niños es la recreación, es decir, el juego. Es una parte muy importante para su desarrollo, ya que los niños adquieren habilidades, destreza, aprenden a acatar las normas del juego, a compartir con los demás, etc.

El otro día leía que los niños españoles juegan poco y que un tercio de ellos lo hace sólo y con la consola. Dicho artículo decía que el 44% de los hogares cuentan con una consola de videojuegos y que en los jóvenes de 12 a 14 años esta proporción sube al 60%.


Hay algunos juegos que son educativos y sirven para aprender, pero también hay muchos otros juegos que crean adicción y pueden traer efectos negativos. Hay que saber racionar el tiempo de uso de los videojuegos, ya que usados en exceso, éstos pueden ser dañinos y entorpecedores del desarrollo, ya que habitualmente el jugador está absorto en el juego y no interactúa con su entorno.

En mi caso, mi hijo de 5 años tiene una consola, que intentamos racionalizar al máximo y sólo juega unas horas el fin de semana. Es verdad que es muy difícil evitar que jueguen todo el tiempo con estos juegos, pero debemos proponerles juegos alternativos con la familia o juegos al aire libre, que tanto bien les hacen y limitar las horas frente a la consola.

También comentaban en el artículo que las familias han abandonado su función socializadora y que los pequeños han salido de la calle por los peligros que conlleva y en su lugar juegan solos o con un adulto.

¡Como echamos de menos jugar con los vecinos, en el patio, en el parque...como hacíamos antes! Es necesario también reivindicar la conciliación familiar y laboral que nos permita a los padres estar más tiempo con nuestros hijos, jugar con ellos y dejarlos disfrutar.

Darles autonomía a nuestros hijos

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Si le damos autonomía a nuestros hijos, le damos el derecho y la capacidad a orientar su vida y llegar a ser lo que se quiere para beneficio propio y el de los demás. Ser autónomos es ser capaces de pensar por sí mismos pero con sentido crítico, es decir tomando en cuenta los diferentes puntos de vista tanto en lo moral como lo emocional e intelectual; pero no hay que confundir ser autónomo con el libertinaje ni hacer todo lo que ellos quieren.


El ser humano no nace autónomo, ya que depende desde que nace de otras personas que lo cuidan y alimentan y poco a poco va adquiriendo conocimientos y hábitos que le darán autonomía a medida que crezca.

Día a día nuestros hijos van aprendiendo a asumir responsabilidades. Debemos ir poco a poco dándoles tareas, como recoger los juguetes, comer solos, aprender a vestirse, etc y más adelante esas responsabilidades serán mayores, tales como decisiones sobre sus aficiones, sus amigos, el manejo de su dinero, en definitiva, decisiones sobre su vida.

Hay padres que son muy proteccionistas y constantemente velan por la seguridad de sus hijos, sin dejarles arriesgarse ni aprender las cosas por sí mismos, con tal de que no se lastimen, pero esto es una actitud equivocada, que no les hace bien.

Para educar a un hijo, es necesario darle autonomía y así hacerlos cada vez depender menos de los adultos. La palabra autonomía viene ligada a la palabra libertad, que es el derecho que tienen las personas a tomar sus propias decisiones y construir su vida de acuerdo a los valores adquiridos y sus aspiraciones.

Desde muy niño hay que construir y ejercitar esa libertad en nuestras decisiones cotidianas, aunque no hay que llegar al otro extremo y ser un autonomista radical, porque hay que seguir de cerca los pasos de nuestros hijos y darles un acompañamiento responsable que les permita formarse un criterio ético para ayudarles a tomar decisiones a lo largo de sus vidas. Por eso es muy importante que desde muy pequeños les enseñemos a ser independientes y autónomos para que en el futuro se puedan enfrentar a la vida.