El tema de los deberes escolares ha sido motivo de debate entre algunas madres y padres que a veces charlamos a la salida del colegio. Unos piensan que son necesarios muchos deberes para que el niño refuerce sus conocimientos y siga aprendiendo y por otro lado, otros padres piensan que es exagerada la cantidad de tareas diarias que los niños tienen.
El horario escolar en España, por lo general es de 9 a 5 de la tarde, como media, con dos horas al medio día para comer. Desde mi punto de vista, los niños tienen muy poco tiempo para estar en casa, para jugar, compartir con la familia, bañarse, cenar, etc. Pienso que se deben poner deberes, pero con cierta mesura, ya que es importante que los niños tengan ciertas responsabilidades y estudien lo aprendido en clase, pero no me parece normal que a cierta edad, hayan niños que estén hasta las 10 de la noche haciendo las tareas escolares.
Las familias han cambiando, la mujer está integrada también en el mundo laboral y los padres generalmente no disponen de tanto tiempo para ayudar a sus hijos a hacer los deberes. A veces ese tema causa tensión en las familias, ya que algunos padres no se ven capacitados para ayudar a sus hijos, ya sea por poco tiempo o por desconocimiento de los temas tratados en la escuela.
El otro día leía en La Vanguardia un artículo sobre los padres que hacen deberes con sus hijos, donde comentaban que los deberes escolares nacen de la necesidad de complementar lo que se hace en la escuela y que para algunos, si no hay deberes, parece que no se trabaje lo suficiente.
Existen otros países en los que el colegio tiene un horario intensivo (hasta las 2 o 3 de la tarde) en el que los niños hacen sus tareas y tienen tiempo de ocio, tan necesario para ellos. A mi entender, los niños tienen que jugar, que hacer deporte, que desarrollar su imaginación (y no me refiero a los videojuegos) o hacer otra actividad que les permita distraer la mente. En ese caso, el tiempo dedicado a cada actividad está mejor compensado.
Es cierto que la familia tiene que motivar y apoyar a los niños cuando hagan sus deberes, sin imposiciones y acudiendo a su llamada cuando necesitan ayuda. Ello no quiere decir que los padres le hagan la tarea a los niños, para terminar más rápido o para salir del paso. Se ha de mantener una actitud positiva y ayudar a los hijos a sacar sus propias conclusiones y superar los retos establecidos.
A veces el tiempo es nuestro peor enemigo y es difícil inclinar la balanza hacia un lado u otro. Está claro que los niños tienen que aprender, que los padres muchas veces estamos sobrecargados y que los profesores tienen que enseñar, pero a veces no sólo los conocimientos académicos son los que hacen a una persona más brillante. La autoestima y la inteligencia emocional son factores clave en la personalidad y formación de una persona. No sé, ¿qué piensan ustedes?