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El primer teléfono móvil o celular para un niño

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¿Cuál sería la edad recomendable para comprarle un teléfono móvil a mi hijo? Lo cierto es que no hay reglas establecidas ni una edad concreta, puesto que todo depende de la madurez del niño. Lo recomendable es facilitar un teléfono a partir de los 13 años de edad, si bien, los estudios indican que la mayoría lo adquiere entre los 10 y 12 años.

Antes de los 10 años de edad no se debería dar un teléfono móvil a un niño, a menos que tengas situaciones familiares o personales justificadas.

Muchos niños presionan a sus padres cuando sus compañeros de escuela empiezan a tener estos aparatos y se muestran ansiosos cuando no pueden tener uno. La presión social es bastante fuerte, pero lo ideal es retrasar al máximo la edad en la que le facilitamos un dispositivo a nuestros hijos.

En Italia se ha creado una escuela de padres y madres, llamada la Scuola dei Genitori, en la que pretenden formar a los padres y madres y darles consejos sobre este tipo de situaciones. Muchos no tuvimos esa experiencia cuando fuimos jóvenes y a veces no sabemos cuál es la mejor decisión para nuestros hijos. La mayoría de padres que le compran un teléfono móvil a sus hijos por primera vez, aducen que lo hacen por su propia tranquilidad, "para tener a mi hijo controlado", pero no son conscientes de los peligros que podría ocasionar el hecho de tener un teléfono cuando el niño no tiene la madurez suficiente. Por ejemplo, el uso excesivo o la dependencia que estos aparatos crean en las personas puede llevar al aislamiento y alejamiento de la familia y amigos o los fraudes y estafas que a menudo suceden cuando uno tiene un menor control sobre lo que los chicos hacen con sus teléfonos. 

Deben existir ciertas reglas desde el principio, como por ejemplo, dejar apagado el teléfono al entrar a la escuela, apartarlo a la hora de comer, poner un límite de gasto mensual, etc. Debemos alentarlos a que realicen actividades físicas o deportivas, a que no se aíslen y sobretodo, predicar con el ejemplo, ya que muchos padres están constantemente con el teléfono en la mano, en las redes sociales, etc y no podremos exigirles nada que nosotros no hagamos.

Es importante que apaguen el teléfono una hora antes de irse a dormir, para que puedan descansar relajados y debemos conversar con ellos acerca de los riesgos y situaciones que se pueden llevar a cabo, además de la responsabilidad que supone tener un teléfono.






Los niños y las nuevas tecnologías

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Se ha demostrado en recientes estudios que los niños y jóvenes de hoy día dominan las nuevas tecnologías con gran facilidad.

Ahora que han pasado las navidades, muchos de estos jóvenes habrán recibido alguno de estos productos, tales como el iPad, ordenador portátil, videoconsolas, teléfonos móviles inteligentes, etc.

Las nuevas generaciones han crecido con las nuevas tecnologías como si fuera lo más normal y para ellos es todo muy simple, ya que demuestran una habilidad increíble para manejarlas. Saben “bajarse películas y canciones”, subir fotos, manejar el correo electrónico, compartir en las redes sociales, etc.

Las generaciones anteriores se van quedando atrás y a veces se sienten agobiadas por no poder seguir el ritmo de tantos cambios con tanta rapidez. Muchos de nuestros padres no saben enviar un mensaje de texto por el móvil, o manejarse en internet. Algunos comentan que tienen la sensación de haberse quedado en la “Edad Media” en referencia a estos nuevos aparatos y se sienten impotentes cuando ven a sus hijos utilizar todo tipo de aparatos con tanta facilidad.

Los padres jóvenes de hoy día, debemos subirnos al carro de estas nuevas tecnologías, ya que es una realidad cotidiana para millones de jóvenes que las utilizan y debemos educar a nuestros hijos para que utilicen estas herramientas correctamente, pues todos conocemos los peligros que existen en este mundo tecnológico. No debemos permitirles que el ordenador ni los videojuegos sustituyan sus relaciones personales ni acaparen todo su tiempo libre.

Hay que subrayar, que como todo en la vida, estas herramientas no son ni buenas ni malas, ya que les pueden facilitar las cosas, pero no proporcionan inteligencia ni sabiduría a la juventud.

Lo que debemos hacer los padres es sacarle partido a estas tecnologías y utilizarlas para enseñar a nuestros hijos nuevas formas de dibujar, aprender, leer o utilizar juegos educativos.

En la web hay bastantes aplicaciones pedagógicas interesantes, con un montón de posibilidades para combinar el entretenimiento y el juego con el aprendizaje de nuestros hijos.