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El primer sujetador (también llamado brasier, sosten o ajustador)

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Todavía recuerdo aquel momento de la pubertad, en la que todo se nos hace un mundo y entraba en el dilema de si usar sujetador o no. Mis amigas hacía rato que ya habían estrenado su primer brasier y los llevaban tan contentas y orgullosas, pero allí seguía yo; esperando a desarrollarme y poder estrenar tan ansiada prenda al igual que ellas.


Como hemos comentado antes, en la pubertad suceden muchos cambios y uno de ellos es el desarrollo del pecho en las niñas. Esta etapa se inicia entre los 9 y 10 años, pero cada niña es diferente y muchas empiezan el desarrollo más adelante.

Muchas chicas tienen prisas por utilizar su primer sujetador y otras lo intentan alargar lo máximo posible, porque ese es el primer signo de que se están convirtiendo en mujeres y algunas niñas se sienten cómodas en su etapa infantil.

Según un estudio, hoy en día las niñas desarrollan antes, sobre los 9.7 años, por lo que en segundo o tercer curso, ya muchas de ellas usan el brasier. Las madres somos las primeras en notar ese cambio y muchas veces le insistimos a nuestras hijas en que lo usen, porque las niñas que desarrollan en edades tempranas, empiezan a mostrar curvas que llaman la atención de los chicos.

¿Cuál es la edad ideal para usar el primer sujetador?

No existe una edad ideal para usar el primer sostén ya que va a depender de cada niña, pues cada una desarrolla de forma distinta. A partir de los 9 años ya podemos estar pendientes de algunos cambios en su cuerpo y nos daremos cuenta del momento adecuado  o ellas mismas lo pedirán.

Aunque parezca una tontería, cuando estás en la pre-adolescencia, ese tema se convierte en todo un dilema. Por una parte, notas los cambios que se están produciendo en tu cuerpo y por otra, te da verguenza hablar con tus padres sobre ello. No quieres que se te note nada y empiezas a utilizar camisetas anchas o grandes jerseys para disimular.

En mi época no había demasiada variedad, pero afortunadamente, hoy en día hay sujetadores de todas formas y colores, de deportes, con dibujitos, de colores, con relleno...

¿Cuál es el sujetador adecuado para usar por primera vez?

El primer sujetador es mejor que sea tipo deportivo o de entrenamiento, sin copas ni aros, que no apriete demasiado y que sea cómodo. Lo ideal es tomar la medida de tu hija, porque aunque haya sujetadores de tamaño estándar, no todos le van bien a todas las chicas.

Existen algunos que tienen relleno y también van muy bien. El relleno no es para realzar la forma del pecho, sino para suavizar el área del pezón y disimularlo. A muchas chicas les da verguenza que se note.

Las madres hemos pasado por esa etapa y sabemos la importancia que tiene para muchas chicas, así que apoyemos a nuestras hijas, hablemos con ellas cuando se acerquen a la pubertad y démosle total confianza para que se sientan a gusto con su cuerpo y que elijan el sostén que mas les guste. Hay que explicarles que hay pechos de todos los tamaños y formas y que todos son bonitos y normales.

Cuando nuestros hijos mienten

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La mentira tiene una valoración muy negativa en la sociedad y para algunos niños es como "un pecado". Otros niños mienten con suma facilidad y otros lo hacen para evitar algún castigo o no asumir responsabilidades.

Cuando el niño es pequeño, no es consciente de que está mintiendo; cuando alcanza la edad entre 7 y 8 años, es posible que nos mienta pero no con la intención de engañarnos, sino que en esta etapa, aún no ha superado del todo la diferenciación entre fantasía y realidad. Generalmente a esta edad, lo que pretenden es salir del paso, antes que engañar a los padres a consciencia. Es muy raro que un niño de esta edad mienta deliberadamente para hacer daño a alguien. Cuando eso pasa, es necesario por nuestra parte, hacerles ver que su comportamiento es incorrecto y que deben corregirlo.

Una de las cosas más importantes a la hora de intentar educar a nuestros hijos para que no digan mentiras, es no calificarles de "mentirosos" ni culpabilizarlos, porque ellos pueden pensar que no vale la pena cambiar si los demás creen que siempre mienten.


Otra cosa importante a tener en cuenta, es predicar con el ejemplo. Muchas veces hemos dicho que el mejor ejemplo lo damos los padres. Los niños nos intentan imitar en todo y por ello debemos ser cuidadosos con lo que hacemos y decimos. A veces no nos damos cuenta y nosotros mismos inducimos a nuestros hijos a mentir en diversas situaciones."Si te preguntan cuántos años tienes, di que tienes 5..."es un ejemplo de un padre que no quiere pagar una entrada para mayores de 6 años y le dice a su hijo que se haga pasar por menor. Para nosotros es una "mentira piadosa", pero los niños lo captan todo y luego va a ser difícil explicarles que ellos no lo deben hacer, cuando nosotros lo hacemos de vez en cuando.

Cuando nos damos cuenta de que nuestro hijo miente, es mejor tratar este tema a solas y no delante de más personas, para evitarles la humillación. Hemos de ser firmes pero sin gritarles ni amenazarles. Mientras más calmados estemos, más fácil será para ellos. La clave es decirles "si me dices la verdad, te prometo que no te va a pasar nada e intentaremos reparar el daño hecho". Una vez dicho esto, hay que cumplirlo, para que el niño confie en nosotros y nos diga la verdad, aunque lo ideal es reservar esta frase para situaciones importantes y no usarla en todos los momentos.

En la etapa adolescente, la mentira puede significar algo más grave. Muchos adolescentes sienten que hay cosas que no deben compartir con los padres, ya sea por miedo a represalias o porque han crecido en un entorno en el que no hay negociación por parte de los padres y pretenden evitar males mayores.

Para evitar que nos mientan en esta edad, lo primero es haberlos educado con una base de confianza, evitando los castigos y represalias. Como hemos comentado a veces, debemos respetar su intimidad y privacidad y fomentar la sinceridad. Ello se logra cuando los niños crecen en un ambiente de afectividad, aceptación y confianza entre todos los miembros de la familia.


El divorcio de los padres

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Como hija de padres divorciados, sé que es una decisión difícil de tomar y que el divorcio puede traer consecuencias negativas a los hijos, ya que no es una situación que se acepta fácilmente y muchos niños quedan afectados, aunque no lo expresen ni den muestras de estarlo. Por eso es indispensable que cuando la pareja vaya a dar ese gran paso, tenga muy en cuenta la estabilidad emocional de sus hijos y siga muy de cerca su reacción.


En Educando a nuestros hijos, queremos guiar a los padres que hayan tomado esta determinación, con algunos consejos y pautas interesantes para que nuestros hijos se lleven el mínimo impacto ante esa rotura familiar y aprendan a sobrellevarlo:

1. Intente hablar con su ex pareja siempre de forma positiva. Evidentemente, si la pareja ha decidido divorciarse es porque existen diferencias irreconciliables y es posible que esten enojados entre ellos. Intente no trasladar ese enojo a sus hijos, pues los niños suelen reflejar la imagen que tienen de sus padres para crear la suya propia y los comentarios negativos no le ayudan en absoluto.

2. Permita a sus hijos que se expresen libremente. Intente escucharle sin juzgarle y transmítale confianza para que su hijo le cuente todas sus dudas y sentimientos frente al divorcio. Por supuesto, nunca utilice esas confesiones contra su ex pareja.

3. Mientras le sea posible, intente mantener la rutina familiar lo más parecida posible a cuando vivían juntos en el entorno familiar. Para los niños, una estructura bien definida los hace sentir seguros. Si es posible, no los cambie de escuela o domicilio.

4. Intente resolver las diferencias con su ex pareja sin involucrar a sus hijos. Evite discutir en frente de ellos y déjele libertad cuando visitan a su ex pareja. No le atosigue a preguntas sobre la vida de la otra persona.

5. Pase tiempo de calidad con sus hijos. Este es un momento en que los hijos los necesitan a los dos. Es una buena oportunidad para transmitirles el mensaje de que ellos son lo más importante para usted.

6. Aliente a su hijo a que haga actividades sociales o deportivas. Un entorno social y natural le ayudará a pensar en otras cosas y le permitirán su realización personal, cosa que le puede ayudar a superar esta difícil etapa del divorcio.

7. Es muy importante que les haga entender a sus hijos que ellos no tuvieron nada que ver en el divorcio. Muchos niños se sienten culpables y es primordial quitarles esa responasibilidad, que no siempre saben expresar.

El divorcio puede traer consecuencias negativas en la escuela. Como padre o madre, debe estar en contacto con los maestros e informarles de su situación, para que estén al tanto de los cambios en la conducta de sus hijos y puedan informarles a tiempo.

La mayoría de los hijos de padres divorciados, se sienten confundidos, tristes, culpables o enfadados. Si estos sentimientos no se tratan correctamente, pueden llevar a su hijo a sufrir una depresión. Nadie está en posición de ayudar a sus hijos mejor que usted. Mantenga la comunicación constantemente con ellos y nunca dé por hecho que su hijo ya sabe lo que significa para usted. Dígale que le quiere, demúestrele su cariño con abrazos, besos y gestos. Poco a poco la situación se irá normalizando y ellos se terminarán acostumbrando a su nueva situación familiar.